Así se le podría calificar, pues a pesar de su teórica esterilidad por su condición de híbrido alotetraploide, está logrando superarla y se burla exitosamente de la ciencia, llenando de hijos idénticos a sí mismo, clones, las paredes de los bancales de Sóller en la Isla de Mallorca. Para que lo entendáis, si buscamos un símil animal, dada su vigorosidad, viene a ser como un mulo yeguar, hijo de un asno y una yegua, cuya madre le confiere un gran tamaño y mucha fuerza (la otra opción es un mulo burdégano, hijo de un caballo y una burra, que es más pequeño pero más resistente, como su madre). Pues comparando ambos híbridos, el animal y el helecho, según la ciencia ambos deberían ser totalmente estériles, pero a veces hay excepciones y tanto uno como el otro logran reproducirse. Hace unos años salió en los periódicos de Mallorca la noticia de una mula yeguar que era fértil y había tenido varios potrillos bien sanos, aunque en su caso por retrohibridación con un caballo normal. En el caso del Asplenium X tubalense, fruto del cruzamiento entre el Asplenium azomanes y el Asplenium trichomanes ssp. quadrivalens, la burla a la ciencia consiste en un pequeñísimo tanto por ciento de esporas completamente viables y fértiles, mientras que la inmensa mayoría de las restantes son inviables y abortadas, reducidas a una masa informe, pegajosa y negra, como si se hubieran podrido dentro del útero materno (esporangio) antes de nacer.
Vigoroso Asplenium X tubalense con sus largas frondes de unos 30 cms. que se estiran buscando la luz.
Muestra microscópica de esporas y esporangios de Asplenium X tubalense. Se aprecia claramente la ausencia de esporas normales, únicamente se ven masas negras sin una forma definida, que no son más que esporas abortadas, descompuestas y pegadas entre sí. Algunos esporangios no han podido expulsar las esporas del interior de la bolsa, al ser un amasijo pegajoso e informe.
Sin embargo, con mucha paciencia, rebuscando entre tanta espora muerta, de tanto en cuanto aparece una espora completamente normal y viable. Mediante alguna trampa reproductiva, tal vez por apomesiosis (ausencia de meiosis por mutación del gen que la codifica) en alguno de sus esporangios, este vigoroso helecho logra formar esporas con una combinación cromosómica viable, ya sean diplosporas o tetrasporas, que germinan y por apomixis gametofítica (otra mutación que permite el crecimiento de un helecho a partir de una célula somática de un gametofito saltándose la reproducción sexual normal), consigue llenar de hijos las paredes de varios bancales de una pequeña zona del Valle de Sóller. Aunque esto parezca ciencia ficción, la realidad es que su padre y su abuelo, el Asplenium azomanes y el Asplenium azoricum, cuando se formaron por hibridación hace unos 6 millones de años, también eran híbridos alotetraploides estériles y, sin embargo, ahora son especies bien definidas y estables con sus esporas 100% viables. Otro ejemplo más reciente, que todavía produce alguna espora abortada, es el híbrido alotetraploide Asplenium majoricum, que es ya una especie bien definida y estable y perfectamente fértil y exitosa.
Aquí podéis ver una espora completamente normal, pegada al amasijo de esporas muertas inviables.
Hábitat fresco y húmedo del Asplenium X tubalense con un centenar de ejemplares, rodeados de sus padres, el Asplenium azomanes y el Asplenium trichomanes ssp. quadrivalens. Este híbrido es muy exigente con la orientación y únicamente crece mirando al norte-noroeste. Si os fijáis, el sustrato sobre el que crecen estos helechos está formado por los restos descompuestos y acumulados durante siglos de musgos, líquenes y especialmente Selaginella denticulata, que siendo también un helecho, crece como un musgo y absorbe como una esponja la humedad ambiental, favoreciendo la vida de los helechos de bancal. (Doble click sobre la foto para ampliarla)
En esta foto podéis ver un ejemplar de Asplenium X tubalense con sus largas frondes con el ápice muy alargado y fino que se estiran buscando la luz por su marcada heliofília y arriba a la derecha uno de sus progenitores, el Asplenium azomanes, de frondes mucho más cortas con el ápice menos alargado y más romo, que se aplican a las piedras en un intento desesperado de huir de la luz. Este simple detalle, heliofilia-heliofobia, permite diferenciarlos a simple vista. A su alrededor, compartiendo el mismo hábitat, se pueden ver otros tres helechos: arriba varias frondes de Polypodium cambricum, en el centro dos ejemplares de Ceterach officinarum ssp. officinarum y creciendo como musgo, la Selaginella denticulata. Cinco helechos conviviendo en perfecta armonía.
Marcadas diferencias entre el Asplenium X tubalense y su progenitor Asplenium azomanes. Sin embargo, a pesar de las llamativas diferencias en sus pinnas y sus ápices, comparten la textura coriácea como de plástico de sus frondes y un grueso raquis difícil de doblar.
Envés de varias frondes con las diferencias que permiten una fácil identificación. También los soros y su disposición en el envés de las pinnas permiten diferenciarlos.
Llamativa diferencia en la longitud de las frondes. El hijo hace honor a una de las características típicas de los híbridos, lo que los genetistas llaman VIGOR HÍBRIDO. Esta vigorosidad le viene en parte de los genes de su otro progenitor, el Asplenium trichomanes ssp. quadrivalens, que en condiciones óptimas alcanza un gran tamaño. Recordad el simil del vigor de los mulos yeguares hijos de una yegua, grandes y fuertes como su madre. ¿Procederá el Asplenium X tubalense de una oósfera de Asplenium trichomanes ssp. quadrivalens (progenitor femenino = yegua), fecundada por un anterozoide de Asplenium azomanes (progenitor masculino = asno)? ¿Le viene de ahí su vigor exagerado? ¿Ocurre acaso como en los mamíferos, que heredamos el metabolismo de nuestras madres a través del cromosoma mitocondrial contenido en el óvulo femenino y del que carece el espermatozoide?
Para acabar de enseñaros las características de este helechito, endémico de Mallorca, todavía ignorado por Flora Ibérica, en esta foto se pueden ver las pinnas de consistencia coriácea con su pequeña aurícula en su base orientada hacia el ápice y las dos alas de su raquis que dibujan un canal que recorre toda la fronde. Estas dos alas en el haz del raquis son típicas de todos los miembros de la gran familia del complejo trichomanes.
Todos los descendientes del macaronésico Asplenium anceps, bisabuelo genético del Asplenium X tubalense, tienen esta curiosa aurícula en la base de sus pinnas orientada hacia el ápice con uno, dos y hasta tres soros en su interior. Los restantes soros están situados muy juntos siguiendo la línea central de la pinna. En este caso los soros ya están maduros y la membrana blanca que los cubría, el indusio, se ha despegado para permitir la dispersión de las esporas. Observad también el grueso raquis de un color granate oscuro casi negro y muy brillante. (Doble click encima de la foto para apreciar mejor estos detalles).