El hongo fitopatógeno Gymnosporangium sabinae, de la familia de las Pucciniaceae, necesita dos huéspedes o víctimas para completar su ciclo vital. En invierno infecta o parasita a las sabinas y enebros de la familia de las Cupressaceae, provocando una enfermedad relativamente leve llamada Roya del enebro y en verano parasita a los perales, de la familia de las Rosaceae, causándoles una fitopatología grave que puede llegar a ser mortal para el árbol, llamada Roya del peral.
Roya del enebro a la izquierda (fase Teliospórica) y Roya del peral a la derecha (fase Aeciospórica).
FASE TELIOSPÓRICA
El Gymnosporangium sabinae, también llamado Gymnosporangium fuscum, pasa el invierno en una especie de tumoraciones, nódulos o engrosamientos que se forman en las ramillas de las sabinas y enebros.
A finales del invierno empiezan a asomar los cuerpos fructíferos o telias.
A finales del invierno o principios de la primavera, con temperaturas suaves y en general tras un período de lluvias, brotan las telias en forma de sacos anaranjados repletos de teliósporas.
Otras telias sobre la ramilla de una sabina, Juniperus phoenicea subsp. turbinata.
Las telias absorben el agua de lluvia y se muestran turgentes con una textura de gelatina.
Más telias fotografiadas el 15 de marzo de 2015 tras un chubasco.
Tramo de ramilla de unos 10 centímetros infectada por el hongo.
Detalle de las telias de la imagen anterior.
Por transparencia se pueden apreciar las miles de teliósporas que llenan los sacos gelatinosos de las telias.
Gálbulo de Juniperus phoenicea subsp. turbinata infectado por Gymnosporangium sabinae.
Detalle del gálbulo anterior con las telias surgiendo entre las escamas del fruto.
Unos días después las telias gelatinosas se van secando mientras continua la dispersión de las teliósporas.
Una vez secas las telias se desprenden de la ramilla por acción del viento dejando una marca amarillenta en la corteza.
Si la ramilla infectada está a resguardo del viento, las telias no se desprenden, se secan completamente y permanecen adheridas a la corteza adquiriendo un aspecto pulverulento por la abundancia de teliósporas.
Teliósporas de Gymnosporangium sabinae vistas al microscopio a 100 aumentos. Cada telióspora está formada por dos células separadas por un septo. Cada célula tiene dos poros germinativos por donde emite una especie de filamentos llamados promicelios, como si de dos microscópicas raicillas se tratase, que penetran en el espacio intercelular de las hojas tiernas de un peral y empieza entonces la fase veraniega del hongo o Aeciospórica.
FASE AECIOSPÓRICA
Gálbulo de Juniperus phoenicea subsp. turbinata infectado por Gymnosporangium sabinae.
Detalle del gálbulo anterior con las telias surgiendo entre las escamas del fruto.
Unos días después las telias gelatinosas se van secando mientras continua la dispersión de las teliósporas.
Una vez secas las telias se desprenden de la ramilla por acción del viento dejando una marca amarillenta en la corteza.
Si la ramilla infectada está a resguardo del viento, las telias no se desprenden, se secan completamente y permanecen adheridas a la corteza adquiriendo un aspecto pulverulento por la abundancia de teliósporas.
Teliósporas de Gymnosporangium sabinae vistas al microscopio a 100 aumentos. Cada telióspora está formada por dos células separadas por un septo. Cada célula tiene dos poros germinativos por donde emite una especie de filamentos llamados promicelios, como si de dos microscópicas raicillas se tratase, que penetran en el espacio intercelular de las hojas tiernas de un peral y empieza entonces la fase veraniega del hongo o Aeciospórica.
FASE AECIOSPÓRICA
Peral gravemente infestado por Gymnosporangium sabinae. La fase veraniega o aeciospórica es la causante de una grave fitopatología llamada Roya del peral,
que ocasiona pérdidas económicas importantes en las plantaciones
frutícolas de perales, llegando a defoliar completamente y matar a los árboles más debilitados. La única solución realmente efectiva consiste en eliminar todos los árboles del género Juníperus que se encuentren a menos de un kilómetro de la plantación de perales, lo cual es una barbaridad a nivel ecológico dada la escasez y la belleza de estos árboles.
Por propia experiencia he comprobado que el Gymnosporangium sabinae infecta con la misma virulencia a todas las especies del género Pyrus que tenga cerca: Pyrus communis, Pyrus pyrifolia, Pyrus betulaefolia, etc...
Por propia experiencia he comprobado que el Gymnosporangium sabinae infecta con la misma virulencia a todas las especies del género Pyrus que tenga cerca: Pyrus communis, Pyrus pyrifolia, Pyrus betulaefolia, etc...
Haz de una hoja de peral con las típicas manchas redondas y rojas con el centro manchado de negro.
Envés de la hoja anterior con las agallas de la Roya. Fotografía tomada el 20 de septiembre.
Otra hoja severamente afectada.
Envés de la hoja anterior.
A finales del verano las agallas fúngicas en forma de peridios tubulares, llamadas aecios, están repletas de un haz de filamentos germinales o espermagonios en los que se forman las aeciosporas.
Cuando las aeciosporas están maduras, el haz de espermagonios sale por el orificio cenital de los aecios y con la ayuda del viento empieza dispersar las aeciosporas.
Haces de espermagonios surgiendo de los aecios. Fotografía tomada el 20 de noviembre.
Las aeciosporas se despegan del haz de filamentos de los espermagonios y vuelan con el viento hacia las ramillas de algún enebro o sabina.
Detalle del haz de filamentos entre los cuales se pueden ver las aeciosporas de color marrón. Tras su dispersión finaliza la fase veraniega y empieza la fase invernal con la germinación de las aeciosporas cuyos promicelios penetran en la corteza de alguna ramilla de un árbol del género Juniperus y vuelve a empezar el ciclo de la vida del Gymnosporangium sabinae.