Acodado aéreo: de una rama a un árbol independiente.
Nogal del Cáucaso del Trocadero de París. Teniendo en cuenta el dato histórico que sitúa en 1784 la introducción en Francia de esta especie caucásica y dado el grosor del tronco del ejemplar que embellece los jardines del Trocadero, me atrevería a asegurar que podría tratarse del primer nogal del Cáucaso sembrado en Europa Occidental. Tendría por tanto la venerable edad de 231 años, lo cual se correspondería con un crecimiento aproximado de 1 centímetro de grosor al año.
En una visita que hice a París, mientras paseaba por los jardines del Trocadero de camino a la Torre Eiffel, apareció ante mis ojos un árbol majestuoso, inmenso, casi diría descomunal, con un diámetro de tronco de más de 2 metros, tal vez el más grueso que había visto en mi vida. Era un Nogal del Cáucaso, Pterocarya fraxinifolia, una imponente juglandácea euroasiática de hasta 30 metros de altura que forma bosques mixtos en Armenia, Georgia, Azerbayán, Ucrania, Rusia, Irán y Turquía.
Nogal del Cáucaso del Trocadero de París. Teniendo en cuenta el dato histórico que sitúa en 1784 la introducción en Francia de esta especie caucásica y dado el grosor del tronco del ejemplar que embellece los jardines del Trocadero, me atrevería a asegurar que podría tratarse del primer nogal del Cáucaso sembrado en Europa Occidental. Tendría por tanto la venerable edad de 231 años, lo cual se correspondería con un crecimiento aproximado de 1 centímetro de grosor al año.
Intenté hacerle una foto de cuerpo entero, pero no pude retroceder más, no recuerdo el motivo, y la parte superior de la copa quedó fuera de la imagen.
Trocadero de París fotografiado desde la Torre Eiffel, con el nogal del Cáucaso a la derecha señalado con una flecha.
Cuando volví a Mallorca, tenía tal obsesión por conseguir un árbol de esta especie, que al dia siguiente compré semillas por internet con la Visa. Esperaba recibir unas pocas nueces, pero mi sorpresa fue mayúscula al abrir el paquete del pedido y encontrarme con cientos de semillas aladas, ligeras como las plumas de un gorrión.
Sembré unas cuantas semillas en un semillero de plástico y a finales de mayo de 2006 nacieron unos arbolitos cuyas primeras hojas parecían los bigotes de un gato.
Varios años después, el día 8 de octubre de 2011, el más vigoroso ya superaba los tres metros. El nogal del Cáucaso es un árbol de crecimiento muy rápido durante sus primeros años de vida.
Cada primavera le brotaban múltiples ramillas laterales, que yo le podaba para favorecer su crecimiento vertical. El año pasado, cuando me disponía a podárselas de nuevo, se me ocurrió aprovecharlas para hacerle unos cuantos injertos y acodos aéreos.
Un par de meses antes de esta imagen ya había conseguido que agarrase un injerto por el Método Inglés con Lengüeta de Nogal negro norteamericano, Juglans nigra, sobre la ramilla que se ve por detrás del tronco del árbol. Así que animado por el éxito del injerto interespecífico, quise probar algo todavía más difícil: injertar una ramilla con una púa con hojas de Nogal de Pecan, Carya illinoinensis, por el Método Inglés Simple bajo bolsa de plástico, y al mismo tiempo hacerle un acodo aéreo a la misma ramilla.
En esta imagen ya había terminado de acodar las tres ramillas. En el extremo de la que se dirige hacia la izquierda se ve la brotación del injerto de nogal negro norteamericano. A la derecha se ve la ramilla injertada de nogal de Pecán y en primer plano la ramilla que dejé sin injertar.
Los tres acodos y los dos injertos vistos desde el otro lado.
Imagen del injerto recién brotado de nogal negro norteamericano. Unos días después le retiré la atadura hecha con cinta de injertar de la marca valenciana Borrull.
Detalle de los tres acodos aéreos. A la derecha en el suelo se ve el tubo de riego por goteo.
La evolución posterior fue algo frustrante. Ninguno de los tres acodos echaba raíces, así que diez meses después abrí de nuevo las bolsas y comprobé con sorpresa que en el anillo de corteza, que les había quitado a las ramillas en el acodado del año anterior, se había formado una nueva corteza y lógicamente no habían brotado raíces. Así que procedí a retirar un nuevo anillo, esta vez mucho más grande y rascando el cambium con el cuchillo, para impedir que se volviese a regenerar la corteza. Tres meses después el acodo de la ramilla injertada con la púa de nogal negro había echado abundantes raíces, pero en cambio el injerto no había brotado en primavera. Era evidente que el acodado había ahogado al injerto. Tampoco había agarrado en la otra ramilla el injerto de nogal de Pecán, aunque sí había echado abundantes raíces. Procedí entonces a cortar las ramillas enraizadas y las trasplanté en dos macetas individuales con tierra vegetal tipo Composana.
En esta imagen ya había terminado de acodar las tres ramillas. En el extremo de la que se dirige hacia la izquierda se ve la brotación del injerto de nogal negro norteamericano. A la derecha se ve la ramilla injertada de nogal de Pecán y en primer plano la ramilla que dejé sin injertar.
Los tres acodos y los dos injertos vistos desde el otro lado.
Imagen del injerto recién brotado de nogal negro norteamericano. Unos días después le retiré la atadura hecha con cinta de injertar de la marca valenciana Borrull.
La evolución posterior fue algo frustrante. Ninguno de los tres acodos echaba raíces, así que diez meses después abrí de nuevo las bolsas y comprobé con sorpresa que en el anillo de corteza, que les había quitado a las ramillas en el acodado del año anterior, se había formado una nueva corteza y lógicamente no habían brotado raíces. Así que procedí a retirar un nuevo anillo, esta vez mucho más grande y rascando el cambium con el cuchillo, para impedir que se volviese a regenerar la corteza. Tres meses después el acodo de la ramilla injertada con la púa de nogal negro había echado abundantes raíces, pero en cambio el injerto no había brotado en primavera. Era evidente que el acodado había ahogado al injerto. Tampoco había agarrado en la otra ramilla el injerto de nogal de Pecán, aunque sí había echado abundantes raíces. Procedí entonces a cortar las ramillas enraizadas y las trasplanté en dos macetas individuales con tierra vegetal tipo Composana.
Esta es la ramilla en la que falló el injerto de nogal de Pecán. Se ven las abundantes raíces brotadas dentro del acodo. Una vez trasplantada en una maceta se la regalé a mi amigo y jardinero Llorenç. Si todo va bien, dentro de unos años mi nogal del Cáucaso, nacido de una semilla comprada por internet, tendrá un hijo clónico viviendo feliz en su fantástica finca Sa Barraca Blanca.
Quedaba una ramilla sin enraizar, la más vigorosa y la única que no había sido injertada. Necesitó casi cinco meses para echar raíces, pero al final lo consiguió.
Ramilla vista desde el otro lado.
Tras retirar el papel de aluminio que impide que los rayos del sol sobrecalienten la tierra del acodo y quemen las nuevas raíces, comprobé con alegría que por fin había enraizado.
Había echado una sola raíz muy vigorosa que se había ramificado abundantemente.
Ramificaciones finas de la raíz.
Procedí entonces a cortar la ramilla por su base para separarla de la planta madre.
Detalle de las raicillas por transparencia.
La ramilla acodada recién separada y apoyada contra el grueso tronco de una de mis dos encinas dulces.
Quedaba una ramilla sin enraizar, la más vigorosa y la única que no había sido injertada. Necesitó casi cinco meses para echar raíces, pero al final lo consiguió.
Ramilla vista desde el otro lado.
Tras retirar el papel de aluminio que impide que los rayos del sol sobrecalienten la tierra del acodo y quemen las nuevas raíces, comprobé con alegría que por fin había enraizado.
Había echado una sola raíz muy vigorosa que se había ramificado abundantemente.
Ramificaciones finas de la raíz.
Procedí entonces a cortar la ramilla por su base para separarla de la planta madre.
Detalle de las raicillas por transparencia.
El nuevo nogal del Cáucaso una vez trasplantado en una maceta con tierra Composana, que siempre me ha dado muy buenos resultados.
El siguiente paso fue recortar las hojas más grandes para disminuir las necesidades de agua y nutrientes de la nueva planta, mientras sus raíces se van ramificando. A continuación coloqué el nogal clónico a la sombra fresca de un viejo níspero del Japón. Si todo va bien, en unas semanas ya lo podré situar a pleno sol.
Edito esta entrada el día 14 de noviembre de 2020 para mostraros la evolución del nogal del Cáucaso de las fotos anteriores.
Mide unos 4 metros de altura. Como podéis ver está preparándose para la hibernación.