lunes, 23 de septiembre de 2019

Solanum bonariense destruye el cerebelo de los bóvidos y caprinos



Al igual que la sudafricana Solanum linnaeanum, la sudamericana Solanum bonariense ha invadido con inusitado éxito todos los países ribereños de la Cuenca Mediterránea. Ambas plantas solanáceas fueron introducidas por el hombre como plantas ornamentales y se asilvestraron.

Solanum bonariense asilvestrado creciendo en la cuneta de una carretera en plena Serra de Tramuntana de Mallorca. Forma un rodal impenetrable de unos 40 m2 con cientos de arbustos de dos metros de altura, todos ellos descendientes de una única planta, que con toda seguridad llegó allí en forma de una semilla defecada por un ave, que se posó sobre una rama de un viejo naranjo.

Hojas de Solanum bonariense.

La mariposa nocturna sudamericana Pavo Real, Leucanella viridiscens, su único depredador natural, en el estadío de oruga se alimenta de sus hojas y concentra sus neurotoxinas en su endolinfa con la intención de protegerse de sus depredadores. Si el aviso visual en forma de pelillos amarillos agrupados en ramillos sobre un fondo de piel negra, con el que se protege la oruga, no evita que sus enemigos se la coman, entonces las toxinas del Solanum bonariense actuan sobre el sistema nervioso del depredador y, si no lo matan y consigue sobrevivir, redordará para siempre que las orugas de la mariposa Pavo real son venenosas.

Flor de un color blanco violeta. Llaman la atención las grandes anteras amarillas de los estambres cargadas de polen. El estigma verdoso del pistilo es más largo que las anteras.

Los cinco pétalos soldados a contraluz.

Capullos a punto de abrirse.

Bellísimas flores fotografiadas a principios de agosto.

El consumo como pasto de sus hojas por bovinos y caprinos ocasiona la destrucción progresiva de las células de Pukinje del cerebelo con graves consecuencias motoras: ataxia (dificultades para controlar los movimientos musculares voluntarios: caminar, tragar, mugir o balar, girar la cabeza, mover los ojos), aumento de la base de sustentación para no caerse, temblores de intención, sacudidas musculares breves, caídas laterales o hacia atrás, disminución del reflejo de amenaza, etc.

Frutos inmaduros.

Frutos maduros.

  El Solanum bonariense, pues, no sólo tiene una gran capacidad de adaptación y difución en climas de tipo mediterráneo, sino que a ello se le añade su toxicidad para disuadir y/o eliminar a sus depredadores herbívoros. Posee todos lo mecanismos necesarios para sobrevivir.

Pulpa y semillas de un fruto de Solanum bonariense.

Los dispersores de las semillas del Solanum bonariense son las aves. Sus frutos anaranjados son como tomatitos en miniatura con un tamaño y una forma redondeada ideales para ser tragados enteros por los pájaros. Una vez han digerido la pulpa, que no es tóxica, defecan las semillas ya escarificadas lejos de la planta madre, acompañadas de una pequeña cantidad de abono.

Detalle de la pulpa jugosa y las tres semillas del fruto anterior.