jueves, 30 de enero de 2020

SHAKSHUKA A LA TURCA CON ESPAGUETIS

Pensé que la combinación sería deliciosa y no me equivoqué. 

 El aspecto es muy apetitoso y el sabor extraordinario.


INGREDIENTES POR COMENSAL

 -Un pimiento rojo mediano.
-Un pimiento verde italiano.
-Un tomate mediano.
-Una o dos chalotas.
-Un huevo.
-Un ajo.
-Una cucharada de tomate concentrado.
-Orégano fresco o seco.
-Perejil fresco o seco.
-Comino en polvo. 
-Pimienta negra.
-Sal.


Se hierven los espaguetis en agua y sal. Mientras tanto se fríen las verduras en aceite de oliva. Se les echan las especias y sal al gusto y, cuando están hechas, se hace un hueco en el sofrito, se casca un huevo en él y se apaga el fuego, cuajándose la clara con el calor residual. Se ponen los espaguetis en un plato, se les echa encima la shakshuka con el huevo cuajado y se sirve.

¡BUEN PROVECHO, AMIGOS!

sábado, 25 de enero de 2020

Araucaria heterophylla, una exitosa cosmopolita

Araucaria excelsa, pino de la isla de Norfolk, árbol de pisos

Antes del año 1774 esta bellíssima conífera austral de la familia de las Araucariaceae era una perfecta desconocida. Fue en ese año que el marino inglés James Cook, más conocido como Capitán Cook, la descubrió en la diminuta isla australiana de Norfolk de sólo 36 km2 de superficie, único lugar de la Tierra donde crece formando frondosos bosques como un endemismo antediluviano, el pequeño refugio, cual maternal regazo, donde consiguió sobrevivir a los numerosos y destructivos cataclismos climáticos durante millones de años. 

En la actualidad, 246 años después de su descubrimiento, es una de las coníferas más cosmopolitas de la Tierra, cultivada por su gran belleza y su adaptabilidad en todas las regiones de clima templado y mediterráneo del planeta.

Es tan grande su adaptabilidad, que a pesar de ser un árbol gigantesco en su estado adulto, alcanzando los 80 metros de altura, es profusamente cultivado como una decorativa y hermosa planta de interior durante sus primeros años.

El pasado día 13 de diciembre, en cuestión de horas, como si estuvieran sincronizadas, la docena de gigantescas araucarias excelsas que embellecen los jardines de las casas de indianos de mi pueblo se pusieron todas de acuerdo, tal vez a través de la emisión de misteriosas feromonas, como si hablasen con palabras de perfume entre ellas, y dispersaron masivamente sus millones de semillas aladas, cubriendo las calles con sus hijitos como si de una alfombra de vida se tratase.

 Durante 34 años, otoño tras otoño,  había intentado germinar estas semillas australianas sembrándolas en macetas al aire libre, pero hasta ahora no me había germinado ninguna. Testarudo como soy no me acabada de creer que todas fueran hueras, es decir, que ninguna estuviera polinizada por el polen emitido por los estróbilos de los dos o tres ejemplares masculinos, quien sabe por qué más escasos que los femeninos, que crecen aquí y allá en todo el Valle de los Naranjos.

Así pues, decidido a conseguir su germinación, este otoño sembré 20 semillas en una fiambrerita sobre unas servilletas de cocina humedecidas con agua del grifo que, tras cerrarla con su tapa hermética, situé a medio palmo del termo de casa, a una temperatura más o menos constante de 20ºC.

 Y pasados 41 días aquí tenéis el resultado. Cuatro de las veinte semillas han germinado emitiendo una vigorosa raíz pivotante, que en su afán por profundizar en el terreno, se han visto obligadas a crecer retorcidas.

 Su tormento hoy ha finalizado.

 He llenado cuatro macetas con tierra vegetal comercial y he procedido a sembrar una semilla en cada una de ellas.

 Al ir a sembrar la más desarrollada, el capuchón leñoso de la semilla se ha desprendido y han aparecido las cuatro primeras hojitas, que con toda probabilidad mañana o pasado mañana estarán completamente abiertas mirando hacia la luz de su dios Sol, el que les da la vida.

 Las cuatro araucarias recién nacidas ya trasplantadas en una maceta.

 Debido a que es un árbol subtropical y por tanto bastante friolero en su infancia, las mantendré a una temperatura estable hasta la primavera, en un contenedor de plástico que acabo de comprar por 13 euros en una tienda regentada por una señora china.

 Éste es el único ejemplar, todavía adolescente a sus 44 años, que embellece mi jardín. Lo compré en un vivero de plantas a finales del tórrido y seco verano de 1985. Medía 90 centímetros y tenía nueve pisos, es decir, nueve años. Actualmente mide unos 8 metros. Cada año brota cinco ramillas que se distribuyen en un mismo plano horizontal de simetría pentagonal, de ahí su nombre de árbol de pisos. Según sea un año más o menos lluvioso o seco, el brote crece en consonancia con la disponibilidad de agua, aumentando o disminuyendo las distancia entre los sucesivos pisos.

 En esta imagen se aprecian bien los pisos con cinco ramas en cada uno de ellos. El nido que coloqué sobre una de sus ramas hace algo más de tres años todavía no ha interesado a ningún pajarillo.

Mismo nido anterior recién colocado el día 9 de noviembre de 2016.

 En este hermoso ejemplar de unos 16 años, fotografiado el año 2013 en los jardines de Sa Granja del pueblo mallorquín de Esporles, se aprecian muy bien los pisos.

Y en esta espectacular imagen de postal podéis ver la gigantesca araucaria excelsa que embellece sobremanera el Parque del Loro de Tenerife, como si fuera la gran sacerdotisa del dios de los guanches que habita en la cumbre del cráter del Teide.

Tronco de mi Pino de Norfolk. A sus 44 años tiene un grosor de unos 20 cms. Tras él se ven los tubos metálicos que distribuyen el agua de riego por todo el jardín. El suelo está cubierto de hojarasca rojiza.

 Estas dos araucarias centenarias que crecen en pleno casco urbano del pueblo mallorquín de Sóller son los progenitores de las semillas que he sembrado. Resulta muy llamativo el dimorfismo sexual de esta conífera del Pacífico. Ambos ejemplares tienen la misma edad y la misma altura, pero la hembra, mucho más vigorosa, tiene un grosor de tronco y una anchura de ramas prácticamente el doble que el macho que tiene a su derecha. Las sembró un indiano que hizo fortuna en Puerto Rico y volvió rico.

Bellísimo tronco de la araucaria hembra anterior, que este invierno dispersó miles de semillas por las calles de todo el pueblo.

Hojas de tacto suave de la Araucaria heterophylla. Estos brotes terminales son utilizados por los viveristas para reproducir la planta vegetativamente, pero al ser laterales, una vez enraizados tienen tendencia a crecer horizontalmente, a diferencia de las plantas nacidas de semilla.

La corteza es lisa y luce un bonito color salmón. Su capa más externa cubierta de musgo se va desprendiendo en forma de fragmentos papiráceos que se enrollan sobre si mismos a medida que se despegan de la nueva corteza.

Edito diez días después, día 4 de febrero de 2020,  para mostraros las cuatro pequeñas araucarias ya nacidas y con sus cuatro hojitas desplegadas.


 ¡Qué bonitas! ¿Verdad?

 
Estos son los restos de las cáscaras vacías de las semillas. 


Edito noventa y siete días después, día 11 de mayo de 2020,  para mostraros las cuatro pequeñas araucarias ya crecidas con sus primeras ramas.

A la de arriba le cuesta prosperar, pero poco a poco va brotando.

 Una de las dos más hermosas.

Y esta la otra.

Edito día 26 de septiembre de 2020  para mostraros la evolución de las pequeñas araucarias

Así de hermosas se ven a los ocho meses de edad. La que falta se la regalé a un amigo.

Esta es la más vigorosa.

Y aquí la tenéis siete meses después, el día 23 de abril de 2021. Ahora tiene quince meses.


viernes, 17 de enero de 2020

INJERTO DE CHAPA O PLACA

Injerto de naranjo Washington Navel sobre limonero

Este tipo de injerto se hace en Abril, Mayo y Junio a ojo velando, es decir, que las yemas brotan el mismo año y en Julio, Agosto y Septiembre a ojo durmiente, es decir, que la chapa o placa agarra bien, pero las yemas no brotan hasta la primavera siguiente. Este método de injerto funciona bien en los cítricos, en el olivo y en los algarrobos.

 En primer lugar se corta con el cuchillo de injertar la corteza del patrón en una zona lisa y sin yemas, haciendo dos cortes horizontales unidos por un corte vertical en forma de H acostada. Luego con ayuda del cuchillo de injertar se despega la corteza de la madera de cada lado como si abriésemos una ventana y se recorta un poco la corteza de cada lado en sentido vertical, para que luego no cubra completamente la chapa. Obsérvese el cambium más claro bajo la corteza, que es la única parte del arbol que crece y debe entrar en íntimo contacto con el cambium de la chapa.
        
A continuación con el cuchillo de injertar se hacen dos cortes horizontales completos en la corteza de una rama de la variedad a injertar, rodeándola completamente, seguidos de otro corte vertical que una ambos cortes horizontales. Luego con la ayuda del cuchillo se despega la corteza y se saca entera.  Esto es la CHAPA a injertar, que puede tener una, dos y hasta tres yemas. 
 
 
La chapa o placa anterior ya despegada y preparada para ser injertada. Si el árbol está en plena vegetación con la savia corriendo por su cambium, la corteza es muy fácil de despegar.     

 En este caso tiene dos yemas, señaladas por los dos pecíolos de las hojas, que habremos cortado para disminuir la transpiración del injerto. Obsérvese el cambium interior de color más claro y jugoso, que es la parte viva de la chapa y es lo que debe unirse íntimamente con el cambium del patrón.    

A continuación se coloca la chapa en la ventana del patrón, con las dos partes de la corteza ya rebajadas, para que no cubran completamente la chapa. Obsérverse que la chapa y la ventana del patrón tienen las mismas medidas.    

Aquí se aprecia mejor la corteza rebajada del patrón, dejando descubiertas ambas yemas con los pecíolos. La corteza de la chapa, tanto en su parte superior como en su parte inferior, debe coincidir con la corteza de la ventana del patrón, para que haya una continuidad, una vez agarrado el injerto.  

Seguidamente se ata el injerto con cinta plástica transparente, especial para cítricos. Esta cinta es la misma que se utiliza para los injertos en tomateras y sandías. Es muy resistente, muy facil de manejar y su transparencia permite ver el estado del injerto. Una vez rodeada completamente la chapa injertada, se hacen dos nudos simples con los dos cabos de la cinta. 

Pasados unos 10 días, si el injerto ha agarrado, los pecíolos se caen con facilidad al tocarlos con el dedo y dejan una herida bien verde en la chapa.

A los 15-20 días se desata el injerto y, si todavía no han brotado las yemas, no tardan demasiado en hacerlo.      
       


   


viernes, 10 de enero de 2020

INJERTO OMEGA CON ALICATES ESPECIALES

INJERTO DE KIWI HEMBRA SOBRE KIWI MACHO

Este tipo de injerto se puede hacer en todos los árboles y
arbustos, tanto de hoja caduca como de hoja perenne, en cualquier més comprendido entre finales de invierno y principios de otoño, dependiendo del clima. En los injertos Omega de árboles y arbustos de hoja perenne hay que cubrir el injerto con una bolsa de plástico. También deben cubrirse los injertos de hoja caduca si se hacen en plena vegetación, pero no si el árbol está aún hibernando.

Un detalle importante a tener en cuenta es que la estaca a injertar y el patrón deben tener exactamente el mismo grosor.

En primer lugar se corta con unas tijeras de podar un trozo de tallo con una yema de la planta a injertar y seguidamente se procede a hacerle el corte omega en su parte inferior con un aparato especial para este tipo de injertos.    
 

Aquí podéis ver estos alicates especiales.
Professional Grafting Pliers.


 
Y aquí se aprecia la cuchilla en forma de Omega.

 
 El mismo trozo de tallo anterior con el corte Omega visto de lado.


En el patrón se hace un corte invertido con los mismos alicates, donde encajará exactamente el injerto.


A continuación se acopla el injerto en el patrón, introduciéndolo de lado, respetando la curvadura en Omega.


Aquí se puede ver en detalle el anclaje perfecto del injerto en el patrón.

 
A continuación se ata con cinta plástica especial para injertar tomateras y sandías, como la de la casa valenciana Borrull, se embadurna con mástic de injertar el extremo superior del injerto para que no pierda agua y no sea atacado por hongos y se deja sin cubrir con una bolsa de plástico por ser de hoja caduca y estar todavía hibernando.