sábado, 28 de enero de 2012

Eugenia uniflora: Pitanga del Surinam

Pitanga del Surinam, Cerezo del Surinam, Cerezo de Cayena, Cerezo del Brasil, Capulí, Guinday, Ñangapiré, Pedanga,... todos estos nombres y más recibe este arbusto sudamericano de la família de las Myrtaceae. Sus nombres científicos son también numerosos: Eugenia uniflora, Eugenia microphylla, Myrtus brasiliana, Stenocalyx uniflorus y Plinia pedunculata. Los indios del Paraguay y nordeste de Argentina lo llaman Ñanga-pirí en su idioma guaraní.

 Fruto maduro de Eugenia uniflora en Noviembre. Llaman la atención las hojas que con el frío del otoño adquieren un vivo color rojo sangre al sintetizar antocianos como mecanismo de defensa contra las bajas temperaturas. La Pitanga de la foto es un ejemplar cultivado en un pueblo costero de la Isla de Mallorca situada en el oeste de la cuenca mediterránea, donde las heladas son raras, suaves y de escasa duración.

 Flores de Pitanga del Surinam en abril. Tienen la estructura típica de todas las mirtáceas. Llama la atención la tenue línea rojiza que recorre los pétalos y el vivo color rojo sangre de las hojas.

 Mismas flores anteriores vistas desde otro ángulo. Despiden un suave perfume que atrae a las abejas polinizadoras.

Hojas de Pitanga del Surinam en febrero, el mes más frío de Mallorca. La concentración de antocianos es máxima. Con este color tan oscuro las hojas se calientan con los rayos solares y evitan así que el frío intenso las congele. En los inviernos especialmente fríos con fuertes heladas la Pitanga se comporta como caducifolia y pierde todas las hojas para sobrevivir. Temperaturas inferiores a -3ºC matan a los ejemplares jóvenes y las inferiores a -5ºC dañan mortalmente las plantas adultas.

En verano las hojas carecen de antocianos y tienen un bonito color verde claro. Las hojas machacadas contienen una resina que repele las moscas. La infusión de las hojas tiene propiedades diuréticas, digestivas y antidiarréicas. La decocción de la corteza en forma de gárgaras alivia las afecciones de garganta.

En Sudamérica la Eugenia uniflora es un arbusto tropical de hoja perenne y florece y fructifica varias veces al año. Su hábitat natural son las selvas tropicales de las dos Guyanas, Surinam, Argentina, Brasil y Paraguay. Los mercaderes portugueses la llevaron al Lejano Oriente donde en la actualidad  se cultiva profusamente como planta ornamental en la India, Filipinas, Samoa, Sri Lanka y China, aunque también se consumen sus frutos. En las últimas décadas ha sido introducida como planta de jardín en otros muchos países del mundo con climas tropicales, subtropicales y templados, gracias a su adaptabilidad y a su capacidad para comportarse como caducifolio. En algunos países se ha asilvestrado.

Pitanga o Cereza del Surinam de un intenso color rojo oscuro muy brillante. Llaman la atención las ocho costillas. La pulpa es muy jugosa y dulce y tiene un exótico sabor resinoso, menos acentuado si está bien madura. Es rica en vitaminas y minerales, especialmente vitamina A, hierro, calcio y fósforo. El zumo fresco de pitanga es delicioso. Con la pulpa se preparan jaleas y mermeladas.

Detalle de las ocho costillas y el cáliz persistente. Dentro de cada fruto hay una semilla esférica o dos o tres semillas aplanadas que son muy perecederas y deben ser sembradas cuanto antes, pues en pocos días pierden la capacidad de germinación.

La Eugenia uniflora prefiere las tierras ácidas ricas en materia orgánica con un pH entre 5´5 y 6´5, aunque tolera terrenos ligeramente más alcalinos que no sean salinos. Le gusta crecer a pleno sol desde el nivel del mar hasta los 1700 msnm. y alcanza los 7´5 metros de altura.



sábado, 14 de enero de 2012

Cystopteris viridula: nació en el supercontinente Pangea

Los primeros dinosaurios se alimentaron de sus frondes

Su actual distribución en el centro y sur de América, en el norte de África, en el suroeste de Europa y en las islas de la Macaronesia nos indica claramente en qué momento de la evolución de los continentes se formó el helecho Cystopteris viridula, uno de los más antiguos de la Tierra, que pertenece a la família de las Athyriaceae. El supercontinente único Pangea fue su cuna hace unos 230 millones de años durante el Triásico superior. Su aparición sobre la Tierra coincidió con la de los primeros dinosaurios tras la Extinción masiva del Pérmico-Triásico, acaecida hace 250 millones de años, en la que se extinguieron el 90% de las especies.

Varias Cystopteris viridula junto a un ejemplar de Greenovia aurea en una pared muy húmeda de rocas volcánicas situada en la cara norte del Pico del Teide a 1440 msnm. Recomiendo ampliar las fotos con un doble click.

Hace unos 220 millones de años, durante el Triásico superior, el supercontinente Pangea empezó a desintegrarse, formándose una gran grieta que lo dividió en dos continentes: Laurasia y Gondwana con el Océano de Tetis entre ellas. El helecho Cystopteris viridula ya llevaba unos 10 millones de años sobre la Tierra y habitaba en toda aquella vasta región que gozaba de un clima cálido y húmedo. El resquebrajamiento de Pangea fragmentó su población entre los dos nuevos grandes supercontinentes.

Cystopteris viridula a principios de mayo en la grieta de una roca volcánica rezumante orientada hacia el norte en la Isla de Tenerife.

Durante los siguientes millones de años el supercontinente Laurasia se dividió en dos partes: Norteamérica que se fue desplazando hacia el noroeste y Eurasia hacia el nordeste, formándose entre ellas el Océano Atlántico.

 Otra Cystopteris viridula brotando vigorosamente frondes nuevas en mayo.

Hace unos 150 millones de años también Gondwana empezó a desintegrarse en nuevos continentes. En un principio se resquebrajaron juntas Sudamérica y África, pero muy pronto se separaron. La placa tectónica de Sudamérica se fue desplazando rápidamente hacia el oeste, mientras África viajaba lentamente hacia el norte acercándose a Eurasia y estrechando el Océano de Tetis que disminuyó mucho su extensión y pasó a ser el Mar de Tetis.

 Frondes de Cystopteris viridula que pueden llegar a medir hasta 40 centímetros, aunque las de la imagen no superan los 15 centímetros. El pecíolo es más corto que la lámina, la cual es ovado-lanceolada y bipinnada.

El resto de Gondwana, la gran placa tectónica formada por India-Madagascar-Antártida-Australia pronto se resquebrajó en dos subcontinentes. Por un lado el bloque formado por Madagascar y la India que en un principio viajaron juntas hacia nordeste y luego se separaron, quedando encallada Madagascar a pocos kilómetros de África, mientras la India se desplazaba rápidamente hacia el norte hasta colisionar violentamente con la placa tectónica de Asia y formar la Cordillera del Himalaya. Y finalmente el otro bloque formado por la Antártida y Australia que durante varios millones de años se desplazaron juntas hacia el este y luego se separaron. La placa tectónica de Australia siguió viajando sola hacia el este y la Antártida se fue hacia el Polo Sur.

 Pinnas ovado-lanceoladas con el ápice ligeramente caudado o acuminado. Las pínnulas presentan unas llamativas nerviaciones de color verde más oscuro.

La inserción de las pinnas en el raquis es subopuesta o alterna. Las pínnulas son oblongas, enteras y cuneadas en la base.

Las pínnulas presentan dientes con la punta generalmente escotada o emarginada, es decir, con una diminuta muesca, sobretodo en los dientes más distales de cada pínnula. Las nerviaciones secundarias acaban en el seno de la escotadura o emarginación.

En el envés de esta fronde se pueden ver los diminutos soros aún inmaduros. Pertenecen a un ejemplar que habita en el Puerto de Izaña de la Isla de Tenerife a unos 2000 msnm.

Soros maduros de Cystopteris viridula. Son muy pequeños y poco llamativos, es decir, muy discretos. Están cubiertos por un indusio blanco de ovado a suborbicular con pelos glandulosos o raramente glabro. Cada soro contiene de 1 a 5 esporangios en forma de bolitas negras.

Imagen cercana de los esporangios maduros. Cuando los sensores de humedad y temperatura de la Cystopteris viridula detecten que se dan las condiciones adecuadas para dispersar las esporas, los pequeños esporangios negros se desplegarán violentamente como pequeñas catapultas y lanzarán las esporas lo más lejos posible de su madre para colonizar nuevos territorios y perpetuar así la especie. En la imagen se pueden ver soros con un solo esporangio, con dos y con tres. Este bajo número de esporangios es una característica típica de todas las Cystopteris.



viernes, 6 de enero de 2012

Pyrus betulifolia: las peras más pequeñas del Mundo

Convive con el oso panda en los bosques de bambú

El Pyrus betulifolia, llamado Tang Li en chino y Birchleaf pear en inglés, es un peral silvestre caducifolio que vive en los frondosos bosques del norte y centro de China. En condiciones óptimas para su crecimiento puede alcanzar los 10 metros de altura. Se protege de la depredación de sus hojas por los herbívoros mediante tallos modificados en forma de espinas temibles. Sus hojas estrechas y alargadas son muy parecidas a las del abedul, aunque de menor tamaño. De ahí le viene el nombre científico "betulifolia" que significa hoja de abedul. 

Peritas maduras a finales de agosto. Tienen forma redondeada con un diámetro que oscila entre 5 y 12 milímetros, la piel de color marrón verdoso con puntitos blancos y un largo pedúnculo de 3 a 4 veces más largo que el fruto. Su diminuto tamaño es ideal para las aves frugívoras de los bosques chinos, que se las tragan enteras y, tras digerir la pulpa, regurgitan las semillas lejos del peral madre. Recomiendo ampliar las fotos con un doble click para apreciar mejor los detalles.

Pera partida por su parte más ancha. La pulpa es jugosa y rodea tres semillas. En la foto se puede observar que sólo ha madurado una semilla. Las otras dos han quedado abortadas tal vez por la ausencia de una polinización cruzada eficaz, ya que en mi jardín los tres ejemplares de Pyrus betulifolia están muy distanciados. Las flores son muy visitadas por las abejas y es probable que muchas semillas hayan sido polinizadas por polen de perales mallorquines (variedades de San Juan y de la Reina), por lo que darían lugar a híbridos.

Este peral oriental fué introducido en los EEUU para ser usado como patrón de los perales cultivados, dada su resistencia a la enfermedad llamada "pear decline" y su tolerancia a la tierra caliza y a la sequía. Su afinidad con la mayoría de variedades de peral es muy buena, en especial con los perales orientales Nashí y Shandong, de piel amarilla y Hosui, de piel marrón. Desde los EEUU pasó a Francia e Italia donde sus prometedoras cualidades como patrón despertaron un gran interés entre los fruticultores. En 1960 llegaron a España ejemplares franceses e italianos, a partir de los cuales se seleccionaron clones especialmente resistentes a la sequía y a la tierra caliza.

Yema floral iniciando el crecimiento de los capullos a finales de febrero. Se ve también una yema vegetativa que empieza a crecer unas semanas después de iniciarse la floración y en el extremo del tallo una peligrosa espina de tres centímetros.

Pequeñas hojas alargadas de Pyrus betulifolia de un vivo color verde claro. El pecíolo de las hojas es algo más corto que la lámina. La corteza de las ramas nuevas es blanquecina.

Las hojas secas se utilizan para preparar infusiones semejantes al té. Los frutos tantos frescos como secos, masticados varias veces al día, se usan en medicina natural para aliviar la tos seca de la bronquitis, para suavizar la garganta en la faringitis aguda y crónica y como astringentes en la diarrea por su riqueza en tanino. 

En China se prepara Vino Tang Li (Birchleaf pear wine) macerando 250 gramos de frutos secos en un litro de vino de arroz durante 10 días, removiendo la mezcla cada día para que el sabor de las peritas pase al vino. En Japón sustituyen el vino de arroz por sake japonés.

Sus pequeñas flores de un blanco inmaculado son muy perfumadas y en Mallorca se abren a finales de invierno, algo más tarde en regiones más frías. Se puede observar arriba a la izquierda una espina fina como una aguja que protege las flores y las hojas del hocico de los herbívoros.

 Bellísima flor con sus cinco pétalos blancos como la nieve y sus veinte estambres, cuatro en la base de cada pétalo, con las anteras rosadas en el extremo de un largo estilo. Al igual que en la foto anterior se puede ver el pistilo bífido de un color amarillo claro.

Los frutos suelen madurar a finales de agosto y permanecen en el árbol después de la caída de las hojas para servir de alimento a las aves durante los largos meses del invierno. Es una asociación muy beneficiosa para ambas partes, una simbiosis. El peral alimenta a las aves que logran así sobrevivir al duro invierno y éstas le devuelven el favor dispersando las semillas lo más lejos posible para que puedan colonizar nuevos territorios.



domingo, 1 de enero de 2012

Microcitrus australasica: el caviar vegetal

Los Chefs de cocina preparan delicatessen con él

El cítrico Microcitrus australasica es un arbusto silvestre originario de Australia, cuyos pequeños frutos negros ya eran muy apreciados por los aborígenes australianos antes de la colonización de esta gran isla por los ingleses. Cuando los presidiarios de las Islas Británicas fueron deportados por primera vez a Australia como castigo se encontraron con estos arbustos, probaron sus frutos y les gustaron, de manera que al desbrozar los bosques para cultivar las semillas traídas desde Inglaterra no los arrancaron, sino que los respetaron y les llamaron "finger lime", es decir, dedo de lima.

Frutos partidos de Microcitrus australasica con su pulpa en forma de vesículas redondeadas. Recomiendo ampliar las fotos con un doble click para apreciar mejor los detalles.

 Frutos casi maduros, que van cambiando su color de marrón-negruzco a rojizo. En este estado ya son perfectamente comestibles.

 A principios de noviembre los frutos ya están completamente maduros y han adquirido un bonito color rojo-granate. Ésta es la variedad más ampliamente cultivada. La planta silvestre original produce unos frutos mucho más oscuros, casi negros y más alargados.

 Estas "naranjitas rojas australianas" resultan sorprendentes y muy bonitas, ¿verdad?

 A través del cultivo y la hibridación con otros cítricos silvestres se han ido seleccionando nuevas variedades con frutos de color amarillo, rosado, negro, verde, marrón, algunos muy largos y curvados como verdaderos dedos.

Estructura interna de los frutos de caviar vegetal.

 Pulpa de dos frutos de Microcitrus australasica. Si se aplastan las vesículas entre los dientes se nota un crujiente y chocante sabor ácido muy intenso y refrescante.

 Los frutos de las variedades cultivadas raramente tienen semillas, por lo que se deben reproducir por injerto sobre otros cítricos. Por propia experiencia he comprobado que el Microcitrus australasica injertado sobre limonero da muy buenos resultados.

Al partir los frutos y aplicarles una leve presión con los dedos salen las vesículas que tienen un gran parecido con las huevas del caviar, de ahí que se les llame caviar vegetal o caviar cítrico. Al igual que la corteza de los frutos, las vesículas también pueden tener diferentes colores, desde rosado pálido como en la imagen, hasta rojo intenso, morado, amarillo, verde, blanco...

Con esta gama de colores los Chefs de cocina preparan deliciosos aperitivos, como ostras aderezadas con zumo de lima, pimienta, sal y unas vesículas de finger lime por encima, que les dan un apetitoso aspecto y un sabor ácido delicioso. Los mejillones hechos al vapor se pueden aderezar de la misma manera. 

También en confitería, repostería y heladería se pueden preparar delicatessen con la exótica pulpa de estos frutos. La mermelada tiene un aspecto transparente muy atractivo y en la boca es crujiente y aromática. Los frutos, al no tener semillas, se pueden confitar enteros y una vez confitados se les puede dar un baño de chocolate con lo que se obtienen unos bombones deliciosos. También se puede preparar un fantástico Plum Cake sustituyendo los frutos secos y la fruta confitada por frutos fingerlimes confitados a ser posible enteros, de manera que al cortar el pastel el corte tiene un aspecto muy apetitoso.

Visión cercana de las vesículas de Microcitrus australasica. El parecido con el caviar es extraordinario.

Se puede preparar un cóctel delicioso, Cóctel Mundani © Copyright, con el zumo de una lima, el zumo de dos mandarinas, un chorrito de vodka, una cucharadita de mermelada de fingerlimes y dos cucharaditas de hielo picado. Se agita bien la coctelera y se deja reposar unos minutos. Mientras tanto se pone caviar vegetal en un plato con unas gotas de licor de lima y se mezcla bien. En otro plato se vierte miel de palma, a ser posible melaza de palmera canaria, se diluye un poco con unas gotas de agua, se pasa el borde de la copa por la melaza para que quede pegajoso y se dejan caer las gotas sobrantes con la copa invertida. Luego se pasa el borde de la copa por las vesículas de fingerlime, las cuales se quedan pegadas. Una vez adornada la copa se pone un fruto confitado en el fondo, a ser posible rojo o marrón y se vierte la mezcla de la coctelera. ¡Delicioso, Exótico y Refrescante! Uhmmm...

Si se añaden las vesículas de varios fingerlimes a una macedonia de fruta el resultado es espectacular. Con vesículas de diferentes colores se pueden elaborar vistosas ensaladas con un aspecto muy apetitoso.

En mi jardín tengo dos Microcitrus australasica injertados sobre dos viejos limoneros. Al tener las ramas muy delgadas y espinosas no es posible obtener escudetes, por lo que el método más adecuado es el injerto de Corona bajo bolsa de plástico. Aprovechando el largo tronco del limonero y las ramas principales se consigue un árbol muy bonito con una copa muy tupida de ramas pendulares cargadas de frutos de un llamativo color marron rojizo.

La producción de frutos es muy abundante, sobretodo en verano. El árbol florece varias veces al año y en otoño e invierno también da frutos, aunque en menor cantidad. El cultivo a gran escala de este frutal australiano se inició hace dos décadas. Al principio sus frutos se destinaban principalmente a la elaboración de mermelada, pero hacia el año 2000 los grandes Chefs de cocina descubrieron sus excelentes cualidades y empezaron a elaborar platos que tuvieron un gran éxito entre sus clientes. Actualmente la demanda de los frutos del Finger Lime va en aumento, se cotizan a elevados precios, por lo que sería una excelente idea y un gran negocio reconvertir viejos naranjales y limonares mediterráneos injertándolos con esquejes de Microcitrus australasica. Se podrían obtener beneficios a corto plazo, pues los injertos entrarían en producción al segundo año.

Las flores del Microcitrus australasica son muy pequeñas, al igual que las hojas. Las ramas están protegidas por espinas finas como agujas.

Flor de Finger Lime con tres pétalos muy carnosos de color blanco por su parte superior y de un intenso color rosado por su parte inferior. Se puede ver una espina protegiendo la flor.

Y para acabar el artículo con buen sabor de boca me he preparado esta tapita de anchoas con alcaparras y fingerlimes, todo regado con el mismo aceite de las anchoas. 
 
¡Un verdadero manjar de dioses!


sábado, 31 de diciembre de 2011

Christella dentata: nacida para sobrevivir

Mientras se extingue en España, invade nuevos territorios.

El helecho Christella dentata, también llamado Cyclosorus dentatus, Cyclosorus nymphalis y Thelypteris dentata, tiene una amplia distribución tropical y subtropical, especialmente en Australia, Nueva Zelanda, Polinesia, África subsahariana, Madagascar, llegando en su límite más septentrional a las Islas de la Macaronesia (Azores, Canarias, Madeira, Cabo Verde), sur de la Península Ibérica, sur de Italia y Creta. 

La facilidad de su cultivo como planta de jardín le ha permitido dispersar sus esporas y asilvestrarse en nuevos territorios con un clima favorable, especialmente en América. En Hawai fue introducida en 1887 y en pocos años se asilvestró con tanto éxito que ahora es uno de los helechos más abundantes en aquellas islas. Allí se hibrida con relativa facilidad con la endémica Christella cyatheoides, dando lugar a un híbrido triploide estéril.

  Christella dentata creciendo en un barranco húmedo y sombrío en la cara norte del Monte Carneiro situado en la Isla de Faial del Archipiélago de las Azores. A su alrededor se puede ver una alfombra de hojas de la alóctona asilvestrada americana Tradescandia fluminensis, llamada vulgarmente amor de hombre.

En el año 2002 se dió por extinguida la única población conocida de Christella dentata en la Península Ibérica, concretamente en el Parque Natural de Los Alcornocales de Cádiz, muy cerca del Estrecho de Gibraltar. Los técnicos de la Consejería de Medio Ambiente de Andalucía sabían que los últimos ejemplares conocidos estaban en muy mal estado, muy debilitados, sin brotar apenas frondes nuevas y con las frondes viejas muy deterioradas. Al ser un helecho con un rizoma rastrero muy resistente, que rebrota con facilidad tras perder las frondes cuando las condiciones de humedad y temperatura vuelven a ser favorables, confiaban en que así ocurriera, pero aquel año 2002 cuando fueron a comprobar su estado ya no encontraron ningún ejemplar. Sus frondes y rizomas se habían descompuesto y habían desaparecido entre la hojarasca del sotobosque.

La Christella dentata se originó como especie en el Terciario. Su máxima expansión tuvo lugar cuando Europa disfrutaba de un clima tropical cálido y húmedo con selvas exuberantes. El posterior enfriamiento progresivo del clima europeo fue extinguiendo a la Christella dentata del norte hacia el sur y la obligó a recluirse en los bosques de laurisilva de la provincia de Cádiz, semejantes a los de la Macaronesia, con un clima subtropical permanentemente húmedo. 

Unos años antes ya se había dado por extinguida en Galicia la otra población peninsular conocida de Christella dentata, que crecía junto a surgencias termales sobre muros de granito en la província de Orense. El agua caliente termal le había permitido sobrevivir casi milagrosamente durante millones de años, mientras a su alrededor sus congéneres desaparecían fulminados por el frío y la sequía. 

Así pues la Christella dentata ibérica ya no existía, se había extinguido irremediablemente. Sin embargo, tras la decepción inicial, los técnicos andaluces reaccionaron, no se dieron por vencidos y quisieron probar un último y desesperado recurso. En noviembre del año 2002 recogieron el sustrato superficial del terreno donde había vivido la última población gaditana y lo llevaron al Laboratorio de Propagación Vegetal del Vivero de San Jerónimo, cuyos técnicos, asesorados por científicos de la Universidad de Valencia, sembraron aquel sustrato en un medio y unas condiciones de temperatura y humedad ideales para la germinación de las hipotéticas esporas de Christella dentata que pudiera haber todavía viables.

La perspicacia de los técnicos andaluces dió sus frutos y al cabo de dos años, en septiembre del año 2004, se produjo el ansiado milagro. Unas diminutas Christellas brotaron entre la maraña de hongos, musgos, algas y otros helechos surgidos de las numerosas y variadas esporas contenidas en el sustrato. Eran tan pequeñas que tuvieron que esperar siete meses a que crecieran para coger unas muestras de sus frondes y analizarlas para confirmar su identidad. 

Joven Christella dentata cultivada en el Jardín botánico del Aljibe situado en el municipio de Alcalá de los Gazules en la província de Cádiz.

Cuando alcanzaron la madurez, los técnicos cultivaron sus primeras esporas y obtuvieron numerosos ejemplares, de manera que en abril del año 2006 pudieron sembrar en su antiguo hábitat las diez primeras Christella dentata salvadas de la extinción. La repoblación fue un éxito rotundo. Actualmente los ejemplares sembrados suman varias docenas y para proteger tan preciado tesoro la ubicación exacta se mantiene en secreto. Se encuentran en una propiedad privada cuyo propietario colabora activamente en su conservación.

Una vez asegurada una población estable en su medio natural, el Gobierno andaluz procedió a mandar varios ejemplares de Christella dentata a todos los jardines botánicos de Andalucía, para que los cultivasen y guardasen las esporas en sus bancos de germoplasma, garantizando así aún más su supervivencia.

Fronde tierna de la Christella dentata anterior. Llama la atención su intenso color verde claro que es más oscuro en los ejemplares adultos.

En la parte baja de esta imagen se ve una Christella dentata adulta parcialmente cubierta por un Athyrium filix-femina. La foto fué tomada en el Monte Carneiro situado en la Isla de Faial del Archipiélago de las Azores. Junto a los dos helechos se puede ver una especie invasora, Hedychium gardnerianum, una planta de jardín originaria del Himalaya, que en las Azores se ha asilvestrado con tanto éxito que, al igual que en Nueva Zelanda y Hawai, ha acabado convertida en una incontrolable plaga vegetal.

Misma Christella dentata anterior vista de cerca. En la fronde se puede ver el detalle de las dos pinnas basales cuyos ápices se dirigen hacia arriba dibujando una V ancha, mientras que las demás pinnas están en un mismo plano horizontal. Llama también la atención la punta acuminada o caudada de la lámina, la cual se estrecha bruscamente y acaba en un largo y puntiagudo ápice. Las pinnas laterales también tienen el ápice acuminado o caudado. Otro detalle llamativo es el  mayor tamaño de las pinnas centrales respecto a las basales. En las frondes de los ejemplares jóvenes estos detalles no están tan definidos.

Fronde de una joven Christella dentata de un vivo color verde claro. Llama la atención el raquis gris de la lámina que es verde en el ápice y se va oscureciendo progresivamente a medida que se acerca al pecíolo, el cual es casi negro. Se ven las dos pinnas basales más pequeñas y dispuestas en forma de V ancha. Las frondes pueden superar los 70 centímetros de longitud.

Raquis de color gris muy oscuro casi negro que se continúa con el pecíolo del mismo color. Como el resto de la fronde está cubierto de pelos o tricomas.

Pinnas linear-lanceoladas y acuminadas de Christella dentata. El margen está hendido de modo que las divisiones llegan a la mitad del semilimbo (pinnatífidas) o bien profundizan un poco más sin llegar al raquis (pinnatipartidas). Las pínnulas están dispuestas oblícuamente sobre el raquis de la pinna y tienen el ápice redondeado.

Fronde nueva de Christella dentata a principios de mayo.

Soros inmaduros a finales de octubre.

Detalle de los soros inmaduros anteriores cubiertos por un indusio reniforme.

Soros maduros a finales de diciembre.

Los soros de Christella dentata son orbiculares y están situados sobre los nervios de las pínnulas, equidistantes del margen y del nervio medio. El indusio está cubierto por microscópicos pelos rigidos. En la foto no se ve el indusio, pues ya se ha levantado para permitir que los esporangios se desplieguen y dispersen las esporas.

Soros anteriores en los que se ve el indusio ya seco y retraído y los llamativos esporangios como pequeñas bolitas negras. Se ven muy bien los pelos o tricomas, sobretodo sobre el raquis de la pinna y los nervios de las pínnulas.

Microfotografía de un soro maduro con los esporangios en plena dispersión de las esporas.

Esporangio de Christella dentata visto al microscopio a 400 aumentos. La bolsa transparente ya desgarrada todavía contiene las esporas.

Otro esporangio de Christella dentata con la bolsa transparente ya completamente desgarrada y vacía.

Los pelos o tricomas que cubren la lámina en toda su superficie pueden ser cortos y largos. En la foto se ve un tricoma largo visto al microscopio a 400 aumentos.

Tricoma corto de Christella dentata con una espora.

Esporas papilosas de Christella dentata medidas en micras.