Para el pajarillo mosquitero común sus larvas son un manjar de dioses
El Minador de los cítricos es un insecto de nombre científico Phyllocnistis citrella, que en su fase larvaria vive como parásito bajo la cutícula de las hojas y brotes tiernos de los citricos de cualquier especie, alimentándose de las células vegetales a las que vacía perforando su membrana citoplasmática y sorbiendo su contenido líquido. Excepcionalmente, en ausencia de hojas, también puede parasitar los frutos verdes.
Minador de los cítricos en el envés de una hoja de mandarino muy afectado a mediados de julio del año 2006. La plaga estaba en el momento álgido de su expansión. Se aprecia como la oruga va con cuidado de no romper la cutícula que le sirve de protección. Avanza despegándola de las células y tras perforar la membrana celular absorbe todo su contenido citoplasmático.
Este fitoparásito es originario del sudeste asiático, donde ha convivido con su huesped, los cítricos, durante millones de años. Debido al auge del comercio e intercambio de plantas y animales a nivel mundial a finales del siglo XX empezó a expandirse hacia Australia, Oriente próximo y África, llegando al sur de la península Ibérica en agosto de 1993, siendo detectado por primera vez en Málaga. En los siguientes meses se fue extendiendo hacia todas las regiones costeras de clima subtropical y mediterráneo de la cuenca mediterránea donde se cultivan cítricos y en el año 1994 llegó a la isla de Mallorca. En el Valle de Sóller, famoso por sus grandes plantaciones de excelentes cítricos, en pocos meses se convirtió en una plaga muy dañina, impidiendo a los árboles renovar sus hojas al destruir los brotes nuevos.
Detalle de la oruga del minador que va dejando tras de si un hilo de defecaciones. En la otra mitad de la hoja se ve otro minador.
Cuando la oruga alcanza el tamaño adecuado tras pasar por cuatro fases de crecimiento, realiza la última muda y se transforma en pupa, cuya boca en forma de tubo segrega hilos de seda para formar la cámara pupal, en general muy cerca del borde de la hoja. Acabado su trabajo de tejedora, los hilos de seda se secan y retraen, lo cual provoca que la hoja se doble sobre la cámara pupal, quedando así protegida y fuera de la vista de sus depredadores. Unos días después sale el adulto alado y, tras la fecundación, la hembra busca brotes tiernos y pone sus huevos transparentes sobre las futuras hojas que todavía se están formando.
Cámara pupal ya vacía en septiembre tras la salida del adulto. Se ve bien el borde de la hoja que se dobló hacia dentro para proteger a la ninfa mientras se estaba metamorfoseando.
Cuando la oruga alcanza el tamaño adecuado tras pasar por cuatro fases de crecimiento, realiza la última muda y se transforma en pupa, cuya boca en forma de tubo segrega hilos de seda para formar la cámara pupal, en general muy cerca del borde de la hoja. Acabado su trabajo de tejedora, los hilos de seda se secan y retraen, lo cual provoca que la hoja se doble sobre la cámara pupal, quedando así protegida y fuera de la vista de sus depredadores. Unos días después sale el adulto alado y, tras la fecundación, la hembra busca brotes tiernos y pone sus huevos transparentes sobre las futuras hojas que todavía se están formando.
Cámara pupal ya vacía en septiembre tras la salida del adulto. Se ve bien el borde de la hoja que se dobló hacia dentro para proteger a la ninfa mientras se estaba metamorfoseando.
Las hojas muy afectadas se deforman, la parte comida se seca y el árbol acaba por desprenderse de ellas. Cuando el ataque es muy intenso el cítrico no consigue brotar hojas nuevas y debe sobrevivir con las viejas, es decir, las que ya tenía antes del inicio de la plaga, que aguantan sin caer más tiempo del normal para que el árbol no muera ahogado por falta de hojas, que son sus pulmones y su fábrica de alimento a través de la energía del sol con la fotosíntesis. Cuatro años después del inicio de la plaga muchos árboles estaban prácticamente defoliados, realizando la fotosíntesis a través de la corteza verde de sus tallos más tiernos. Estaban condenados a una muerte segura en dos o tres años.
Los agricultores hortofrutícolas de Sóller se asustaron ante la virulencia de la plaga y buscaron remedios en la Cooperativa. Nadie sabía nada de esta nueva enfermedad de los cítricos. Al principio probaron con insecticidas clásicos, pero no funcionaban, luego llegó de USA un supuesto pesticida específico para este parásito a un precio prohibitivo para la maltrecha economía de subsistencia de la mayoría de agricultores. Se gastaron miles de las entonces pesetas sin ningún resultado. La frustración y la sensación de impotencia fueron muy grandes, hasta el punto que muchos hortelanos se dieron por vencidos y aceptaron perder para siempre sus magníficos naranjos, limoneros, mandarinos y pomelos. Dejaron entonces de fumigar sus cítricos con pesticidas inútiles con la convicción de que en realidad todo había sido un montaje para sacarles el dinero, incluida la súbita aparición e inexplicable expansión fulminante de la plaga de este parásito, como si alguna multinacional estuviera detrás de todo.
Hojas tiernas del cítrico Severina buxifolia atacado por el minador de los cítricos. En mi jardín pude comprobar como el minador no tenía ninguna preferencia especial por una especie determinada de cítrico, sino que las atacaba a todas por igual siempre que intentaban brotar nuevas hojas. Aparte de los naranjos, limoneros, mandarinos, clementinos, pomelos y la Severina de la foto, también afecta a la Fortunella margarita o Kumquat, a la pampelmusa, a la chironja de Puerto Rico, al cidro "Buddha's hand", a la Atalantia citroides, al citrangequat, al limequat y al calamondín.
Hojas del cítrico australiano Microcitrus australasica medio secas tras ser parcialmente comidas por el minador de los cítricos.
Hoja de naranjo "sanguinelli" a mediados de octubre cubierta en su totalidad por el caminito en forma de laberinto dejado por una oruga de minador. Se ve como tras alimentarse de la mitad de la hoja saltó a la otra mitad por encima del nervio central.
Otra hoja de naranjo "sanguinelli" en la que se ve muy bien la cutícula transparente levantada en foma de tienda de campaña y la defecación de la oruga como una larga cuerda que la sigue a medida que se va alimentando.
Hojas del cítrico australiano Microcitrus australasica medio secas tras ser parcialmente comidas por el minador de los cítricos.
Hoja de naranjo "sanguinelli" a mediados de octubre cubierta en su totalidad por el caminito en forma de laberinto dejado por una oruga de minador. Se ve como tras alimentarse de la mitad de la hoja saltó a la otra mitad por encima del nervio central.
Detalle del laberinto anterior.
Y llegó entonces el momento de la actuación magistral de la naturaleza. A partir del año 2000, unos 6 años después de su llegada a la isla, la plaga empezó a menguar inexplicablemente, cada primavera había menos brotes afectados, muchas hojas lograban crecer enteras y los cítricos poco a poco se cubrieron de nuevo con un espléndida copa de hojas sanas intensamente verdes. ¿Qué estaba ocurriendo?
Los científicos de la Universidad de las Islas Baleares junto con los técnicos de la Consejería de Agricultura estudiaron el extraño fenómeno y descubrieron que unos cuantos insectos autóctonos depredadores de otros insectos, como las avispillas Dacnusa sibirica y Diglyphus isaea, habían proliferado exageradamente y se habían especializado en alimentarse del minador de los cítricos. Sin necesidad de los carísimos pesticidas de las multinacionales, la sabiduría de la naturaleza había logrado reducir a unos límites tolerables la plaga del minador. Me alegré mucho al leer esta noticia y también por haber resistido la tentación de comprar insecticidas a multinacionales. En mi jardín no uso pesticidas ni abonos. Me ahorro mucho dinero y mucho trabajo, la tierra está muy sana llena de lombrices, y puedo comer la fruta de mis árboles directamente del árbol, a mordiscos, sin necesidad de pelarla ni lavarla para quitar ningún veneno. La mayoría de "plagas" de mis árboles están perfectamente controladas por la propia naturaleza.
Un día, hace unos siete años, paseando por mi jardín me llamó la atención un pajarillo diminuto, el mosquitero común, de nombre científico Phylloscopus collybita, que saltaba de ramita en ramita sobre un viejo limonero y miraba debajo de cada hoja. (En Mallorca lo llamamos "ullet de bou" = ojito de buey). De tanto en cuanto encontraba una oruguita, la aplastaba un poco con su pequeñísimo pico de insectívoro y se la tragaba como si fuera un manjar delicioso. El animalito rebosaba alegría y realizaba una especie de baile con saltitos y movimientos de la cola cada vez que se tragaba una oruguita. Lo estuve observando durante un buen rato y no parecía molestarle mi presencia, tan absorto estaba en su comilona. Cuando estuvo ahíto de oruguitas se fue volando hasta el abrevadero de las ocas, bebió varios traguitos y desapareció. Sospechando que se había alimentado de larvas de minador, mire debajo de las hojas donde había estado el mosquitero y efectivamente todas tenían la cutícula rota y la larva había desaparecido.
Tras diecisiete años del inicio de la plaga hoy he querido comprobar el estado de los brotes nuevos de los naranjos, limoneros y mandarinos y solo he sido capaz de encontrar dos hojas afectadas. La inteligente actuación de la naturaleza ha sido espectacular, un éxito rotundo.
Edito esta entrada dia 5 de agosto de 2015 para añadir lo que he observado esta mañana mientras regaba un naranjo, que ha brotado vigorosamente en pleno verano y presenta alguna hoja afectada por el minador. Dos avispas muy pequeñas volaban de hoja en hoja buscando las larvas del minador. Cuando encontraban una, rompían la cutícula con los quelíceros de su mandíbula y se comían la diminuta larva. ¡¡¡La naturaleza es sabia!!!