El Senecio rodriguezii es un bellísimo endemismo de Mallorca y Menorca que ama el mar y crece sobre las rocas litorales salpicadas por las olas. A pesar de su diminuto tamaño no pasa desapercibido, ya que sus llamativas flores de un vivo color blanco y rosado resaltan sobre el marrón grisáceo de las rocas quemadas por el sol y la sal. Pertenece a la gran família de las Compositae.
Flor de Senecio rodriguezii. Ampliando la foto con un doble click se aprecia mejor su belleza.
Senecio rodriguezii en una grieta rocosa a pocos metros del mar con sus florecillas mirando al sol y sus hojas carnosas que almacenan agua para soportar el largo, tórrido y reseco verano balear.
Florecillas de algo más de dos centímetros de diámetro. Vistas de cerca parecen dos joyas con unos colores y un diseño que sólo la naturaleza es capaz de crear.
En esta foto se aprecia mejor la estructura rugosa y carnosa de las hojas, adaptadas a la sequía y a la sal de las salpicaduras del agua marina. A su lado se ve un joven hinojo marino, Crithmum maritimum, que vive en el mismo hábitat.
Hábitat del Senecio rodriguezii en la costa noroeste de Mallorca. Ampliando la foto con un doble click se puede apreciar la gran belleza de este lugar totalmente virgen. Es la desembocadura de un torrente que sólo lleva agua en los meses de otoño e invierno. El Senecio crece sobre las rocas en los últimos metros de la desembocadura.
Esta diminuta compuesta sobrevive milagrosamente a la codicia humana gracias a la protección de los acantilados de Mallorca y Menorca, que dificultan o hacen imposible su urbanización. Sin embargo, también de la mano del hombre, en los últimos años ha llegado a Mallorca un hongo australiano que infecta a las compuestas de los géneros Senecio y Bellis, la Puccinia distincta, una plaga muy agresiva que puede poner en peligro de extinción a esta bellísima hierba litoral. Posiblemente entró en la isla con la importación de plantas cultivadas de Bellis perennis.
Al principio la enfermedad fúngica sólo afectaba al Senecio vulgaris. Parecía muy dificil que llegase hasta los acantilados, pero sus esporas transportadas por el viento han conseguido atravesar los extensos bosques de pinos y encinas que forman una barrera verde prelitoral y han empezado a atacar a los frágiles Senecio rodriguezii.
En esta fotografía tomada en el Cabo de Formentor en la Isla de Mallorca se pueden ver las dos especies de Senecio infectadas mortalmente por la Puccinia distincta: arriba un Senecio vulgaris muy enfermo rodeado por la endémica Sibthorpia africana y abajo un Senecio rodriguezii prácticamente muerto.
Tallo de Senecio rodriguezii severamente afectado por el ataque de la Puccinia distincta.
Envés de una hoja de Senecio vulgaris atacada por el hongo que tiene predilección por el nervio central donde encuentra los vasos nutricios de la hoja, de cuya savia se alimenta.
Detalle de los nódulos de la Puccinia distincta que desprenden millones de esporas amarillas. Ojalá el pequeño Senecio rodriguezii logre sobrevivir a esta plaga australiana.
Hola Juan
ResponderEliminarCómo nos estamos cargando la naturaleza, qué rabia siento muchas veces. Una especie que ha sido capaz de sobrevivir y adaptarse a esas duras condiciones durante cientos de miles de años y de la noche a la mañana amenazada por la codicia humana. Como si no tuviera suficiente con los hoteles que nuestros políticos desvergonzados construyen en su hábitat, ahora le traemos un hongo australiano para ponerla aún más a prueba. Que asco de globalización.
Bueno, excelente entrada, y la anterior de la Orchis también, me gustó mucho.
Un saludo
José angel
Hola Juan: Interessantísim article (com sempre) d´ un endemisme amenaçat per,entre d´altres, un fong del qual se´n pot fer una clara analogia amb l´actual govern balear tan destructiu i tòxic per als preuats endemismes culturals i naturals balears com aquest malaurat fong.
ResponderEliminarSalutacions.
Esteve.
Si, Esteve. És un dels endemismes més guapos i amenaçats, tant pel ciment com pel fong.
EliminarLos endemismos pagan su peaje a la globalización. Poca gente es consciente del daño que hace el transporte incontrolado de plantas de jardín.
ResponderEliminarSaludos.
Por desgracia así es, Jesús. Saludos.
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