sábado, 27 de agosto de 2016

AGAVE XYLONACANTHA DE MÉXICO

 El ágave dientes de tiburón
Perpetuar la especie le cuesta la vida

Como todos los ágaves o magüeys, el Agave xylonacantha es originario de América, concretamente de la Sierra Madre Oriental que recorre todo México siguiendo su costa atlántica en los estados de Hidalgo, Guanajuato, Querétaro, Tamaulipas y San Luís Potosí. Crece sobre suelos calizos muy soleados en las faldas semidesérticas de las montañas entre 900 y 1000 metros de altitud.

Joven ágave de dientes de tiburón de unos tres años, sembrado junto a una pared que mira al sur.


Las lineas verdes marcan las tres sierras o cordilleras que recorren las costas de México, tanto las dos bañadas por el Océano Pacífico como la que mira hacia el Golfo de México, es decir, hacia el Océano Atlántico, donde crece el Agave xylonacantha.

A los 6 ó 7 años de edad el Agave xylonacantha emite un largo escapo sin ramificar. Ha llegado al final de su vida y lo hace a lo grande, con una espectacular inflorescencia de tres o cuatro metros de altura. Dos de sus hijuelos también han emitido un escapo mucho más corto. La foto fue tomada a principios de junio.

Roseta de hojas basales y el tercio inferior del grueso escapo de unos seis o siete centímetros de diámetro.

Detalle de la parte inferior del escapo rodeado por escamas de base triangular.

Las primeras flores se abren sobre el escapo aproximadamente a un metro y medio de altura.

Se van abriendo paulatinamente durante un par de semanas. Una vez polinizadas por las abejas y abejorros, en este caso al ser un ejemplar aislado con el polen de otras flores del mismo escapo o del escapo de los dos hijuelos, las flores se secan y el ovario grávido engorda rápidamente.

Detalles de la anatomía de una flor.

Misma flor anterior.

Estambre con la antera amarilla cargada de polen.

Pistilo que en realidad son tres soldados íntimamente como si fueran uno solo, acabado en un estigma pegajoso con tres ramas estigmáticas soldadas. Cuando un grano de polen se pega a una de las ramas estigmáticas, germina como si fuera una semilla microscópica y emite una larga raíz a modo de tubo que recorre todo el pistilo hasta llegar a uno de los tres lóculos que forman el ovario triloculado, transfiriendo entonces al óvulo, como si de una jeringuilla se tratase, el medio genoma del polen.

Flores ya mustias tras la fecundación.

Ovarios engrosados repletos de semillas en formación.

Detalle de los frutos (ovarios) todavía sin madurar.

Corte de un fruto inmaduro con el detalle de los tres lóculos.

 Los frutos han madurado a finales de agosto. Se ve como las valvas de cada fruto se empiezan a abrir separándose por el tejido de dehiscencia para permitir la dispersión de las semillas.

Varios frutos maduros de un llamativo color negro grisáceo. Tras la maduración de los frutos el ágave muere, dejando miles de semillas a su alrededor que vuelan con el viento y/o son transportadas por ocasionales lluvias torrenciales lejos de su madre para colonizar nuevos territorios. Pero el magüey dientes de tiburón no se lo juega todo a una sola carta con las semillas. Asegura la supervivencia de la especie emitiendo múltiples hijuelos alrededor del ágave muerto.

En el interior de cada fruto hay muchas semillas hueras de color blanco que no han sido fecundadas y unas pocas fecundadas de un intenso color negro azabache. La escasez de semillas viables es debida a que el ágave se ha visto obligado a autopilinizarse con su propio polen, en ausencia de otros ejemplares a su alrededor.

Semillas fecundadas y por tanto viables.

Aquí tenéis el motivo por el que este ágave recibe el nombre de dientes de tiburón. Sus hojas aplanadas tienen sus bordes protegidos por temibles espinas curvadas, unas con la punta dirigida hacia el ápice y otras hacia la base, aumentado así su peligrosidad.

Detalle de las espinas que parecen dientes de tiburón.

Las espinas son duras como el acero y dan el nombre científico a la especie. La palabra "xylonacantha" está formada por la unión de dos vocablos griegos: xylon = madera y acanthos = espina, es decir, espinas de madera.

El extremo o ápice de las hojas acaba en una espina alargada como un alfiler.

Su dureza y peligrosidad alejan a los depredadores herbívoros.

 Tras la maduración de los frutos, la planta sufre una rápida deshidratación de sus hojas y su escapo. Ha llegado al final de su vida y sus raíces dejan de alimentarla. En la imagen se puede ver un corte del escapo que muestra el tejido fibro-esponjoso muy compacto que le da consistencia.

El Agave xylonacantha es ampliamente cultivado como planta ornamental en todos los países de la Tierra con un clima mediterráneo y subtropical. Para su correcto desarrollo necesita un largo período seco semejante al de los desiertos de México.