viernes, 25 de diciembre de 2015

Reproducción de coníferas en fibra de coco

 

Hace unos 29 años, cuando todavía no tenía el huerto y me dedicaba a los bonsais, un frío día de diciembre me dio por podar un tejo que había comprado para convertirlo en bonsai y, al ver en el suelo las ramitas que le había podado, se me ocurrió plantar una en una maceta convencido de que no agarraría. Cuando los días empezaron a alargarse y las temperaturas subieron las yemas de la ramita brotaron vigorosamente, mientras el tejo original languidecía por una enfermedad desconocida y acababa muriendo. Ahora, tras casi tres décadas, el que fuera un pequeño esqueje de unos 10 cms, separado de un tejo moribundo, vive feliz plantado en una de las terrazas de mi jardín y se ha convertido en un árbol bellísimo de más de tres metros de altura.

 Hace unos días, visionando un video en Youtube sobre reproducción de árboles frutales, de pronto me acordé de un bloque de fibra de coco que compré hace cinco o seis años con esta finalidad.

No sabía muy bien dónde buscarlo, pero no tardé en encontrarlo en una polvorienta bolsa de plástico. Estaba intacto. La fibra de coco seguía bien seca.

 Llené un cubo de agua y metí dentro el bloque. Tres días después se había rehidratado completamente y había quintuplicado su tamaño.

 La fibra de coco ya desmenuzada.

Está formada por las fibras más cortas de la envoltura fibrosa de la nuez de coco. Las fibras más largas se utilizan como material de relleno y también para hacer cuerdas y sacos.

 Con unas tijeras de cocina he ido cortando una docena de botellas de plástico transparente a unos 12 centímetros de la base.

 El corte no debe ser completo, dejando unos tres centímetros sin cortar. Con las mismas tijeras les he hecho dos agujeros en la base para que el agua pueda drenar. El sustrato debe estar bastante húmedo, pero no encharcado.

 Luego los he rellenado con la fibra de coco rehidratada.

 Agujeros en la base para drenaje del exceso de humedad.

Detalle de uno de los dos agujeros.

Aquí tenéis las 12 botellas ya rellenadas con el sustrato. 

Con todo preparado he cogido unas tijeras de podar y una cesta y he ido a buscar esquejes de algunas de las coníferas que más aprecio: 

-Taxus baccata "pyramidalis", variedad de jardín (29 años).
-Abies alba, procedente del Pirineo francés (30 años).
-Abies pinsapo, era un pre-bonsai y ahora mide 5 metros (30 años).
-Tetraclinis articulata, de una semilla de Cartagena (10 años).
-Cedrus atlantica, era un prebonsai y ahora mide 5 metros (30 años).
-Cedrus libani, era un prebonsai y ahora mide unos 12 metros (30 años).

 Los esquejes deben medir entre 12 y 20 centímetros. Es conveniente que conserven en la base un codo más grueso y viejo, lo cual facilita el enraizamiento. El de la imagen es de pinsapo o abeto de Ronda.

 Aunque también enraizan bien los esquejes sin codo. En ambos casos se eliminan las acículas de la parte inferior del esqueje que irá enterrada en el sustrato.

 De cada una de las 6 coníferas he plantado dos esquejes. Aquí tenéis los dos del Tejo.

 Y éste es del Cedro del Atlas.

 Una vez plantado el esqueje, se cubre con la parte superior de la botella a modo de mini-invernadero.

 El corte en la botella se cubre con cinta adhesiva, para cerrarla herméticamente y conseguir así un ambiente permanentemente húmedo, cálido y estable. El sustrato de fibra de coco retiene la humedad y al mismo tiempo gracias a su estructura poco compacta permite la aireación de las nuevas raíces. En caso de notar que el sustrato se ha secado se puede regar abriendo el tapón de la botella. Ésta no se abrirá hasta estar seguros de que el esqueje ha enraizado. En caso de éxito, como paso previo a la abertura completa de la botella, se irá acostumbrando la nueva planta al ambiente exterior quitando el tapón.

Detalle del cierre con cinta adhesiva.

 Y aquí tenéis los 12 esquejes ya plantados, cada uno de ellos en su mini-invernadero. Deben colocarse en un lugar muy iluminado sin sol directo.

Ahora sólo queda esperar a que pasen tres o cuatro meses y los esquejes enraícen. Lo sabré porque las raíces se transparentarán a través del plástico. Os mantendré informados. Mientras tanto los iré nebulizando con agua muy limpia cada 15 días.

¡Deseadme suerte, amigos!

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Edito esta entrada el día 11 de Junio de 2016 para mostraros las primeras raíces del esqueje de Tejo, tras 5 meses y medio de la siembra.

 Sigue bien verde tras 167 días.

Ahora debo esperar dos o tres semanas a que aumenten las raíces para poderlo sacar de la botella de plástico y trasplantarlo en una maceta.

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 Edito de nuevo esta entrada el 3 de Noviembre de 2016, a los 310 días de la siembra, para mostraros otros dos esquejes ya enraizados, uno de Tejo y el otro de Tetraclinis. El esqueje de tejo de las dos fotos anteriores se lo regalé a un amigo y ya está trasplantado en una maceta y creciendo sin problemas.

 A la izquierda el único esqueje de Tetraclinis que ha echado raíces. El otro se secó dentro de la botella. Así pues el enraizamiento de los esquejes de Tetraclinis articulata ha tenido un éxito del 50%. A la derecha el segundo esqueje de Tejo que al igual que el anterior también ha echado raíces. Así pues el enraizamiento de los esquejes de Taxus baccata ha tenido un éxito del 100%.

 Mismos esquejes anteriores vistos desde arriba con las yemas brotando.

 Vigorosas raíces del 2º esqueje de Tejo.

Raíces intensamente rojas con la punta blanca del esqueje de Tetraclinis. Ni yo mismo me lo puedo creer.

Al cabo de 2 años de los 12 esquejes que planté éste es el resultado:

-2 esquejes de Taxus baccata enraizados (100%).
-1 esqueje de Tetraclinis articulata enraizado (50%) y el otro seco.
-1 esqueje de Abies alba enraizado (50%) y el otro seco.
-2 esquejes de Cedrus atlantica secos (0%).
-2 esquejes de Abies pinsapo secos(0%).
-2 esquejes de Cedrus libani secos (0%)

 En resumen, un enraizamiento global de un 33% de los esquejes.

  A los dos años de iniciado el experimento, hoy, día 23 de diciembre de 2017, he plantado en el jardín el pequeño Taxus baccata de las fotos anteriores.

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 Edito de nuevo esta entrada el 6 de Febrero de 2022 para mostraros los dos esquejes enraizados de Tejo y Tetraclinis. El otro esqueje enraizado de tejo está plantado en la finca de un amigo. El esqueje de Abies alba por desgracia se secó. Así que de doce esquejes han enraizado tres y aquí tenéis los dos que siguen en mi jardín.
 
El esqueje de Taxus baccata ya mide dos palmos. 

Y el esqueje de Tetraclinis articulata, tras un par de años paralizado, ha empezado a crecer vigorosamente. Un día de estos lo plantaré en su lugar definitivo del jardín.
 

miércoles, 16 de diciembre de 2015

MANGO CONFITADO CON PIÑONES



Ingredientes:

-Un mango por persona (Mangifera indica)
-Un puñado de piñones (Pinus pinea)
-Azúcar moreno (Saccarum officinarum)
-Una pizca de vainilla (Vanilla planifolia)
-Una pizca de canela en polvo (Cinnamomum zeylanicum).
 
Se tuestan los piñones a fuego lento en una sartén con el azúcar moreno (aproximadamente unos 50 gramos de azúcar por cada mango) y una pizca de vainilla. Cuando los piñones cogen color y el azúcar se ha caramelizado, se les añade la pulpa troceada de los mangos y una pizca de canela en polvo. Se va removiendo a fuego fuerte hasta que se ha reducido el jugo del mango y se retira del fuego. Este postre está mucho más rico caliente.


¡¡¡Buen provecho amigos!!!


martes, 1 de diciembre de 2015

SELF SERVICE DE FRUTILLAS SILVESTRES

Bayas, drupas, arilos, bombones de salud y vida

TAXUS BACCATA
(Taxaceae)
Frutos maduros de tejo con su arilo rojo rodeando una pequeña semilla negra.

Hace ahora la friolera de 40 años me estaba paseando un domingo por la mañana por Barcelona, yendo a pie hasta las montañas que se encuentran más allá del barrio de Pedralbes. Necesitaba respirar un poco de aire puro y estar en contacto con la naturaleza. Tenía yo entonces 19 años y estaba estudiando medicina en el Hospital Clínico.

Las frutillas rojas son muy llamativas. Penden bajo las acículas aplanadas de las ramillas como lamparitas adornando un árbol de Navidad.

Si no me falla la memoria después de tantos años, en unos jardines urbanos de la Diagonal me encontré con unos imponentes tejos, algunos de ellos de sexo femenino cargados de pequeños frutos rojos. Era la primera vez en mi vida que veia un tejo, pero no os sabría decir por qué supe enseguida de qué árbol se trataba, tal vez por haberlo visto dibujado en algún libro, pues ya entonces era un enamorado de los árboles.

Detalle de un arilo y las acículas aplanadas.

Flores femeninas de tejo que tras la polinización darán lugar a una semilla rodeada de un arilo dulce. Es una de las pocas coníferas con frutos comestibles y una de las pocas que utiliza las aves frugívoras para diseminar las semillas lejos de la planta madre. La pulpa dulzona del arilo es ligeramente laxante con la finalidad de provocar diarrea a los pájaros y así obligarles a defecar muchas veces con la emisión de varias semillas cada vez en todo el trayecto de sus largos y tortuosos vuelos por el bosque en busca de comida.

Flores masculinas de tejo cuyo abundante polen es dispersado por el viento por anemocoria.

Como os iba contando, cuando vi los frutos rojos de los tejos de la Diagonal, movido por mi exagerada curiosidad-temeridad por probarlo todo, no pude resistir la tentación, cogí una docena de frutos, me los metí uno a uno en la boca, aplasté el arilo entre la lengua y el paladar y me los fui tragando. Me supieron muy dulces. Ignoraba que la diminuta semilla de su interior, al igual que el resto del tejo, es muy venenosa, muy rica en taxina. Por suerte no aplasté las semillas con los dientes y digo por suerte porque de haberlo hecho igual habría acabado en el hospital, pues resulta que las partes del tejo más ricas en taxina son precisamente las semillas.  MedlinePlus: Intoxicación con tejo.

Unas horas después y ya de vuelta de mi paseo por las montañas periurbanas pasé por delante de la Biblioteca de la Universidad Central, sentí curiosidad por conocer todo lo relacionado con los tejos y cuando leí en la Enciclopedia Espasa Calpe que todas sus partes son extremadamente venenosas, incluidas las semillas, por poco me desmayo del susto. Se me aceleró el corazón, me dieron náuseas y retortijones, me puse a sudar profusamente, sentí un nudo en la garganta y mi respiración se tornó disneica. «Madre mía, me acabo de suicidar. Moriré rabioso echando espumarajos por la boca como las ratas envenenadas con estricnina» —pensé angustiado, convencido de mi muerte inminente.

Me pasé toda la noche en vela comiéndome el coco, intentando recordar paso a paso si sin querer había aplastado alguna semilla antes de tragármela. Ya de madrugada, por puro agotamiento, acabé durmiéndome y al despertar estaba perfectamente. No me pasó nada, no me envenené. Me imagino que unas horas después eché las semillas intactas con las heces, como hacen las aves.

Brotación primaveral de un majestuoso tejo fotografiado en mayo en los jardines de la Alhambra de Granada

PRUNUS SPINOSA 
(Rosaceae)
Endrinas, también llamadas arañones, de piel intensamente negra, aunque clareada de gris por una cerosidad pruinosa que las recubre, cuya finalidad es irritar el tubo digestivo de las aves y mamíferos que se las comen, provocándoles diarrea, la cual facilita la dispersión de las semillas.

Endrinos cubiertos de flores blancas a finales de febrero, fotografiados en la localidad mallorquina de Algaida.

Detalle de las flores y capullos de endrino.

 
Con las endrinas o arañones se produce el licor Pacharán, como el de la imagen preparado por mi amigo Rafel Mas. Se llena una botella con endrinas, unas cuantas moras de zarzamora, unos granos de café torrefacto y anís seco. Se deja madurar a la sombra durante 6 meses y ya se puede beber. Está delicioso.

 
Detalle de las endrinas y las moras que confieren al Pacharán un apetitoso color rojo.

CELTIS AUSTRALIS
(Ulmaceae)
Las almecinas o latones son los frutos del almez.

Su pulpa es dulce aunque escasa, ya que la mayor parte del fruto está formada por la semilla. Las almecinas tienen el tamaño ideal para ser tragadas enteras por los mirlos, tórtolas y palomas torcales, que tras digerir la pulpa regurgitan o defecan las semillas lejos de la planta madre.

CRATAEGUS MONOGYNA
(Rosaceae)

Drupas de espino blanco, espino albar o majuelo. En mi infancia cogía un puñado de estas frutillas y me las metía todas a la vez en la boca. Eran una explosión de sabor y dulzor. Luego me divertía escupiendo las semillas una a una sin saber que esto era precisamente lo que el arbusto esperaba de mi, que dispersase sus futuros hijos lejos de su madre.


Su color intensamente rojo atrae a las aves, tanto a las estrictamente frugívoras como también a las insectívoras, que complementan su alimentación invernal tragándose enteras o picoteando la pulpa de las drupas de los majuelos silvestres. Los azúcares de estos pequeños frutos les ayudan a superar el largo invierno, cuando precisamente hay menos comida en la naturaleza.

Sus corimbos de florecillas blancas despiden un aroma delicioso.

CRATAEGUS RUSCINONENSIS
(Rosaceae)
En toda la Cuenca Mediterránea crece aquí y allá el Crataegus ruscinonensis, un híbrido natural entre el espino albar, Crategus monogyna y el acerolo, Crataegus azarolus. Como ocurre con frecuencia en los híbridos, éste presenta lo que los genetistas llaman vigor híbrido. Es un árbol alto y robusto que crece con rapidez y alcanza un tamaño considerable, mucho mayor que el de sus padres. Sus frutos presentan unas dimensiones intermedias, algo mayores que los del majuelo y menores que las acerolas.

También su pulpa presenta características intermedias. Es menos ácida que la de las acerolas, conservando la textura harinosa y dulzona de las drupas del majuelo. Es muy rica en vitamina C.

Hace 25 años encontré un ejemplar de esta curiosa hibridación interespecífica en la cuneta izquierda de la carretera que une los pueblos de Valldemossa y Banyalbufar. Hacía poco que había comprado los cuatro tomos de la Flora de Mallorca del botánico Francesc Bonafé, una fantástica obra enciclopédica en la que el autor aunó tecnicismos estrictamente botánicos con una interesante y exhaustiva información costumbrista, histórica, culinaria y de medicina natural. En uno de sus tomos habla sobre este híbrido, así que en cuanto lo vi supe que había encontrado un pequeño tesoro botánico. Le arranqué dos ramillas de unos dos palmos y me las llevé a mi huerto para plantarlas enseguida con la esperanza de que enraizasen. Las planté juntas. Una de ellas se secó, mientras que la otra brotó vigorosamente al cabo de unos meses y ahora es un árbol espectacular.

Esta foto de mi Crataegus ruscinonensis cubierto de flores es del año 2006, cuando tenía unos 16 años. Ahora, tras 9 años, ha crecido unos dos metros y se ha convertido en un árbol imponente y bellísimo, tanto cuando está florido como cuando está cargado de frutos rojos.

Sus flores de un blanco inmaculado exhalan un perfume embriagador.

Aquí tenéis una foto combinada en la que se pueden apreciar las diferencias y/o similitudes entre las drupas del híbrido y las de sus dos progenitores.

Imagen comparativa entre las hojas de las tres especies.

RUBUS ULMIFOLIUS
(Rosaceae)
No sabéis cómo me alegro de haber nacido y haberme criado en un pueblo pequeño. Hace 50 años una de mis diversiones preferidas consistía en ir a pasear por el campo con mi abuelo paterno montados ambos en el carrito tirado por la burrita Margarita. A veces sin apearme del carro alcanzaba con la mano las ramas más largas de las abundantes zarzamoras que crecían a cada lado del camino y me ponía literalmente morado dándome un atracón de moras como las de la imagen.


Cestita llena de moras de zarzamora. Si queréis saber cómo se hace, aquí tenéis este enlace---> Cómo hacer una cestita con una hoja de higuera.

Racimo de moras en distintos estadíos de maduración.


Las flores de zarzamora vistas de cerca son bellísimas.

Sus espinosos sarmientos alcanzan a veces hasta 4 o 5 metros de longitud y en cuanto tocan el suelo enraizan enseguida, facilitando así su propagación vegetativa, convirtiéndose a veces en una verdadera plaga, una maraña impenetrable protegida por espinas temibles.

Espinas recurvadas de la zarzamora.

ROSA SEMPERVIRENS
(Rosaceae)
Los escaramujos, los frutos de todos los rosales, tanto silvestres como cultivados, tienen una envoltura más o menos carnosa muy rica en azúcares, aceite y vitaminas A, C, D y E.

Tras retirar las semillas pilosas, el exocarpio carnoso se puede consumir en fresco o bien preparar con él mermeladas, jaleas, tisanas, sopa, etc.. Yo los he comido bastantes veces y están muy buenos.

Las semillas cubiertas de largos pelos son irritantes para las mucosas de la boca y el tubo digestivo. Cada planta tiene sus estrategias para dispersarse y perpetuar la especie. Como en tantas otras frutillas silvestres, en el caso de los escaramujos los pelos consiguen provocar diarrea al ave o al mamífero para que aumente sus defecaciones y disperse las semillas.

Escaramujos de Rosa sempervirens.

Flores de Rosa sempervirens con sus cinco pétalos de un color blanco inmaculado y sus numerosos y largos estambres amarillos.

FRAGARIA VESCA
(Rosaceae)
Auténticas fresitas de bosque del Pirineo.

Hace 28 años fui de viaje con unos amigos al Pirineo navarro y, ya que estábamos cerca de Francia, atravesamos la cordillera y visitamos varias localidades del prepirineo francés. A la vuelta había nevado y un manto blanco de medio palmo de grosor cubría la carretera y los bosques circundantes en la parte más alta del puerto de montaña. Éramos jóvenes y de Mallorca, así que para nosotros la nieve fue como un regalo inesperado. Paramos el coche y nos bajamos.

En aquellos años el mundo de los bonsais estaba de moda en España y buscábamos arbolitos pequeños para llevárnoslos a nuestra isla. Sobre unas rocas vi una pequeña haya que sobresalía un palmo por encima de la nieve. La cogí, tiré de ella y me vino entera sin ningún esfuerzo con todo el sistema radicular intacto. Unos días después ya estaba plantada en una maceta de bonsai.

Cuando llegó la primavera, de la tierra francesa que rodeaba las raíces surgió un diminuto fresal a pocos centímetros del tallo del haya. Lo arranqué con cuidado, lo trasplanté a una maceta y empezó a crecer echando numerosos estolones. Cuando unos años después compré el huerto, no sólo trasplanté en tierra todos mis bonsais para que pudieran crecer en libertad sino también el fresal del Pirineo, que en pocos meses se extendió y cubrió más de un metro cuadrado con sus estolones. Desde entonces cada primavera disfruto saboreando sus pequeñas fresas que tienen un sabor y un bouquet intenso y exquisito.

Fresal silvestre fotografiado en un bosque de Funchal en la Isla de Madeira.

Fresal silvestre descendiente clónico del que traje del Pirineo francés hace casi tres décadas.

Flor de fresal con los cinco pétalos típicos de las Rosáceas.

BERBERIS VULGARIS
(Berberidaceae)
Bayas de agracejo rojas, brillantes y alargadas, que no suelen superar un centímetro de longitud. Tienen un sabor dulce ligeramente ácido.

Las flores del agracejo son muy vistosas. Crecen en racimos colgantes. Las de la imagen corresponden a la especie Berberis maderensis, endémica de Madeira. Se puede ver la condensación de la brisa marina sobre las flores y las hojas en forma de rocío. Se trata del fenómeno macaronésico de la lluvia horizontal.

Detalle de las flores de Berberis maderensis.

Hojas del agracejo de Madeira.

ARBUTUS UNEDO
(Ericaceae)
Madroño en la Serra de Tramuntana de Mallorca cargado de frutos en distintos estadíos de maduración.

Bayas del madroño. Tienen la superficie cubierta de pequeñas protuberancias.

Existe la creencia que la ingesta de muchos frutos de madroño provoca borrachera y algo de verdad hay en ello, pues estas bayas cuando alcanzan la plena madurez enseguida empiezan a fermentar, los azúcares se transforman en alcohol y al comerlas en cierta cantidad llegan a provocar cierta confusión y dolor de cabeza, además de diarrea, que es al fin y al cabo la finalidad que persigue la planta para que las aves y pequeños mamíferos le ayuden a perpetuar la especie dispersando sus semillas con las heces.

La maduración de los frutos suele coincidir con la floración otoñal.

Las flores tienen un aspecto perlado muy bonito.

ARBUTUS CANARIENSIS
(Ericaceae)
Los frutos del madroño endémico de Canarias son mucho más grandes. Por su aspecto y su llamativo color anaranjado parecen pequeñas naranjas. Tienen un sabor excelente.

Antes del genocidio de los Guanches eran una de las pocas frutas comestibles que se podían encontrar en las islas.

Sus flores salen en racimos.

Vistas de cerca son muy bonitas, parecen hechas de nácar rosado.

VACCINIUM MYRTILLUS
(Ericaceae)
Arándano maduro de un color casi negro por la riqueza en antocianos del exocarpio. Este pequeño arbusto necesita tierra ácida y ambientes frescos y húmedos para crecer bien y fructificar en abundancia. Su hábitat preferido son las montañas.

Las semillas son diminutas y están rodeadas de una pulpa dulce y jugosa.

Van madurando escalonadamente a lo largo de varios meses.

Como todas las Ericaceae sus flores parecen hechas de nácar.

MYRTUS COMMUNIS
(Myrtaceae)
Bayas de mirto, murta o arrayán. Las de la izquierda son de una variedad silvestre con frutos de gran tamaño. Las del centro son albinas, carecen de pigmentos antocianos. Las de la derecha son la forma más frecuente en la naturaleza.

Murtones azules.

Murtones blancos.

Murtones rojos, producto de la hibridación natural entre murtera de frutos negros y murtera de frutos blancos
 
 Murtones silvestres de gran tamaño.

 Pulpa y semillas de un murtón.

Todas estas variedades silvestres crecen en la Serra de Tramuntana de Mallorca. Los murtones deben consumirse con mesura, pues provocan dolor de cabeza.

Las flores se abren durante los meses de mayo, junio y julio. Parecen pequeñas estrellas blancas sobre un cielo verde. Su aroma es exquisito.