sábado, 1 de diciembre de 2012

Kiwano del Kalahari, un refrescante manjar para elefantes, rinocerontes, jirafas y ...... humanos.

El kiwano, melón espinoso, pepino africano, kino, milú, gaka o gakachika es una cucurbitácea de nombre científico Cucumis metuliferus, adaptada al caprichoso ciclo de las lluvias del Desierto del Kalahari.

El fruto de Cucumis metuliferus, al madurar, adquiere un bonito color verde anaranjado con unos curiosos dibujos geográficos, que recuerdan las pinturas de los aborígenes australianos. Es ovalado y está cubierto de espinas en forma de cuernos de rinoceronte. Se usa por ello como elemento decorativo en los centros de mesa y mezclado con otras frutas en las cestas de frutas. Se consume pelado y cortado en dados o rodajas especialmente en ensaladas. También se puede exprimir como un limón, obteniendo un delicioso zumo muy rico en vitaminas y antioxidantes, que puede ser consumido al natural o bien congelarlo para transformarlo en un refrescante sorbete veraniego.

La pulpa del kiwano del Kalahari tiene un aspecto apetitoso se corte como se corte. Es muy jugosa, con un punto ácido muy refrescante que hace reir a los demás comensales, pues obliga a hacer muecas al masticarlo. No hace falta retirar las semillas, tarea árduo difícil dado su pequeño tamaño y su escasa consistencia. De hecho es así como esta planta consigue dispersar sus semillas, viajando en los intestinos de los animales del desierto que se comen sus frutos, en especial los elefantes, rinocerontes y jirafas, para los cuales es una pequeña delicia, un jugoso manjar que les refresca y alivia la garganta de tanto hierbajo reseco y correoso que es su alimento en el desierto.

La planta original silvestre es muy rica en cucurbitacinas, unas sustancias extremadamente amargas e irritantes para el tubo digestivo de los mamíferos, provocándoles náuseas, vómitos, dolores cólicos y diarrea. A los elefantes, jirafas y rinocerontes este efecto purgante les viene de maravilla. Consumir unos pocos kiwanos no sólo no les hace daño, sino que les aporta vitamina C y, al irritar su tubo digestivo, les facilita el tránsito intestinal y la evacuación de las numerosas fibras vegetales atoradas en los pliegues de su larguísimo colon.

 En contrapartida el kiwano consigue que sus semillas sean escarificadas con los jugos digestivos de estos grandes herbívoros y posteriormente defecadas lejos de la planta madre, cayendo sobre la arena envueltas en un magnífico compost natural que les sirve de abono. Así pueden permanecer meses e incluso años, hasta que por fin una esporádica lluvia torrencial tan típica de los desiertos les permite germinar, florecer y fructificar en tan solo tres meses, aprovechando al máximo la efímera humedad del suelo arenoso. Sus largos sarmientos típicos de las cucurbitáceas se extienden de forma radial sobre la arena o bien trepan sobre algún arbusto o árbol cercano. Y en cada entrenudo se desarrolla un fruto que al madurar adquiere un llamativo color anaranjado y exhala un irresistible perfume, que atrae de nuevo a los elefantes, rinocerontes y jirafas, y así se repite el ciclo de su vida.

Los frutos cultivados para consumo humano son una variedad mutante seleccionada desde la antigüedad que carece de cucurbitacinas, por lo que no son ni amargos ni purgantes. En África se cultivan para ensalada especialmente en Zimbabue donde reciben el nombre de gaka o gakachika. Fuera de su continente de origen su cultivo se ha extendido a todos los países del mundo con un clima favorable, sobre todo en Israel, Chile, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Australia, Brasil, Italia y el sur de España (Almuñecar). El nombre kiwano se lo pusieron los agricultores de Nueva Zelanda en alusión a su otro cultivo más conocido, el kiwi. Ambos frutos, uno africano y el otro chino, son ampliamente cultivados en este país austral, donde se han ido seleccionando cultivares cada vez más jugosos y aromáticos.
 

 Flor masculina de kiwano. Los tallos y el pecíolo de las hojas están cubiertos de tricomas.

Flor femenina de Cucumis metuliferus con el ovario cubierto de protuberancias que al madurar se transformarán en espinas cónicas.
 
Fruto de kiwano en agosto tras la fecundación.

Detalle de las protuberancias espinosas que cubren la superficie del fruto.

Fruto casi maduro a finales de agosto. En pocos días su piel cambiará a un bonito color anaranjado, momento en el que ya será comestible.
 
Las semillas se pueden adquirir fácilmente por internet. La mejor época para sembrarlas es desde mayo a agosto. Con los primeros fríos intensos de noviembre la planta muere después de producir varias decenas de frutos.

Y para acabar, aquí tenéis una deliciosa ensalada cuyo sabor ácido abre el apetito. Se puede consumir como primer plato o bien acompañar unos bistecs de ternera, unas chuletas de cordero o de cerdo, un conejo, unas codornices, unas sardinas, unos calamares o unas sepias a la brasa. También combina perfectamente con unos pinchitos morunos o unos langostinos.

Ensalada de Kiwano del Kalahari.
Refrescante ensalada elaborada con la pulpa de dos kiwanos bien maduros cortados en rodajas, acompañados de tomate, aceitunas rellenas de anchoa y hojas de lechuga roja rizada, todo aliñado con aceite de oliva virgen extra, tomillo en polvo y sal. Os aseguro que está tan deliciosa y es tan aperitiva que sabe a poco.



10 comentarios:

  1. Me encantan tus entradas, por que me encantan todas esas frutas que pones y la ensalada se ve riquisima. Besitos.

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  2. Es interesantísimo aprender de todo lo que nos cuentas sobre estas especies exóticas y además comestibles ¡qué curioso!
    Un abrazo.

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  3. Hey Hermano, es impresionante todo lo que has conseguido, un blog soberbio. Gracias.

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  4. Muchas gracias, Teresa, Montse y Javier. Me alegra mucho saber que os gustan mis entradas sobre el fascinante mundo de las plantas. Un abrazo desde Mallorca.

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  5. Esperança Alomar i Berga17 de enero de 2013, 20:15

    Magnifica aportación la tuya. Sabia que eran comestibles pero... como a tanta gente me pudo su estética. Son especialmente interesantes. Mil matices distintos dependiendo de su grado de maduración y si encima nos los presentas como se ven en el plato... ¡¡ Me apunto Juan. !
    Gracias por aportarnos tan fundada sabiduría. Envidia me das.
    Sigue didactizando asi que se agradece.
    Un abrazo

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  6. Muchas gracias por tus amables palabras, Esperança.

    Un abrazo

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  7. yo he visto crecer èsta planta con fruto espontàneamente en el barranco de Valleguerra en Tenerife...

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  8. Gracias por la información, Antonio. No sabía que se pudiera asilvestrar. Un saludo.

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  9. Se me hace la boca agua...
    Me ha recordado una fruta que compré hace bastantes años, creo que se llamaba "babaco" parecido a un pepino grueso de piel lisa. Era muy jugoso y más ácido que dulce, aunque tal vez no estuviera maduro. No los he vuelto a ver. ¿ los conoces ?
    Me encantan tus entradas de frutos exóticos, porque también me gusta probarlos. La semana pasada me dieron un ejemplar de Luffa aegyptyaca que, aunque no sea comestible, es exótica y pienso intentar que este año salga alguna planta de las semillas que tiene la pieza que me dieron.
    Un abrazo

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    Respuestas
    1. Gracias, Pele.
      El babaco es una variedad de papaya que resiste bastante bien el clima mediterráneo.
      Los frutos muy tiernos de Luffa aegyptyaca se pueden comer a rodajas como si fueran pepinos.
      Un abrazo.

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