sábado, 12 de agosto de 2023

Theniet El Had, una variedad argelina de higos blancos de una calidad extraordinaria

Grandes, jugosos, cremosos, dulces como la miel, con su llamativa y apetitosa pulpa carnosa aprovechando todo el espacio interior del gran sicono. Su calidad nada tiene que envidiarles a los famosos higos turcos Bursa Siyahi, considerados los mejores del mundo.

Hace diez años mi amigo argelino Tiaret Azizi Zohir me pidió unas ramitas de caviar vegetal para injertarlas sobre varios cítricos de su finca ubicada en Theniet El Had, situada al norte de Argelia en la costa mediterránea. A cambio, él me mandó varias estacas de una higuera argelina que, según me dijo, producía unos higos blancos muy grandes y muy sabrosos.

Me agarraron dos estacas. Una de ellas se la regalé a mi amigo Montserrat Pons Boscana para aumentar su enorme colección de higueras, tal vez la mayor del mundo, que cultiva en su inmensa y cuidada finca llamada Son Mut Nou.
 
La otra estaca enraizada la planté en mi huerto al año siguiente. Le ha costado mucho aclimatarse al clima, la pluviometría y la tierra calcárea de Mallorca. El año pasado intentó producir varios higos, pero acabó echándolos todos sin madurar. Este año ha vuelto a intentarlo y de una docena de higos ha conseguido madurar sólo dos, pero vaya dos. El mayor de ellos ha pesado 90 gramos. 
 
La higuera ha tardado nueve largos años en alcanzar 170 cms. Sus hojas trilobadas y pentalobadas lucen un intenso color verde.

Los higos son amarillo-verdosos y muy achatados, con un pequeño ostíolo rojizo ligeramente abierto y rodeado de pequeñas escamas. La piel es muy tierna y fina.

Aquí podéis ver los dos primeros higos de mi higuera Theniet El Had. Casi no me han cabido en la mano.

En esta imagen se aprecia bien su forma achatada y su cortísimo pecíolo de sólo uno o dos milímetros.

Corte transversal del higo más grande. La pulpa pide a gritos «¡cómeme!». La piel o exocarpio es tan fina y tierna que los higos se pueden comer sin pelar, a mordiscos, tal como me los he comido yo. Si os fijáis, en la parte superior se pueden apreciar los restos de una avispilla Blastophaga psenes medio descompuesta. Se distingue muy bien su largo ovipositor. No cabe duda que esta extraordinaria higuera norteafricana pertenece al grupo de higueras hembras estrictas tipo Esmirna, que sólo maduran los higos si son polinizados con el polen de un cabrahigo silvestre llevado hasta su interior por las avispillas, que una vez cumplida su misión mueren dentro del sicono y son parcialmente reabsorbidas por la pulpa.
 
En la pulpa de la mitad inferior del corte transversal se aprecian muy bien pequeñas zonas más oscuras que se corresponden con las avispillas muertas y parcialmente digeridas por los jugos de la pulpa. Es su destino. No malogran en absoluto la calidad del fruto, más bien todo lo contrario, le aportan una pequeñísima cantidad de proteinas que enriquecen su valor nutritivo.

Corte longitudinal del higo más pequeño. Llama la atención el jugoso pericarpio blanco que rodea las infrutescencias rojas y el gran ostíolo abierto.

Detalle del ostíolo rodeado de pequeñísimas escamas a modo de pelillos. También se pueden ver numerosas semillas o aquenios, uno en el extremo de cada pequeña infrutescencia, que confieren a la pulpa un delicioso bouquet a almendras tostadas cuando son aplastados entre los dientes. El fruto es tan dulce y jugoso que he tenido la sensación de comerme bocados de almíbar gelatinoso de higo.

Dado que la higuera Theniet El Had es del tipo Esmirna, al igual que la Bursa Siyahi, hace unos años planté varias estacas enraizadas de cabrahigo macho no muy lejos de ambas higueras hembras y a partir de ahora, dado que ya han empezado a producir prohigos repletos de avispillas, ya no tendré que hacer la caprificación manual con prohigos silvestres recolectados en las montañas circundantes. Mis cabrahigos  harán la caprificación de manera natural, como ha ocurrido con los dos higos argelinos que hoy he tenido el placer de probar por primera vez.