martes, 8 de enero de 2013

Pterocarya fraxinifolia, el nogal del Cáucaso


El árbol más majestuoso del Trocadero de París

Los jardines de París me impactaron. Miles de imágenes de árboles, arbustos, lianas y hierbas de todo el mundo que nunca antes había visto quedaron grabadas para siempre en las neuronas de mi cerebro. El Museo del Louvre, el Rio Sena, la Torre Eiffel, la Catedral de Nôtre Damme, todos ellos tan visitados por los turistas son sin lugar a dudas verdaderas maravillas. También me impactaron pero, para seros franco, si un día vuelvo a París será sólo para disfrutar otra vez y sin prisas de los árboles de troncos descomunales y copas imponentes del Jardin des Plantes, del Jardin du Luxembourg, de los Jardins des Champs-Élysées, del Jardin du Champ de Mars, del Jardin des Invalides, del Jardin des Tuileries, del Jardin de la Mairie y tantos otros que no pude visitar por falta de tiempo.

Ahora mismo me vienen a la memoria los ginkgos machos y hembras, los cipreses de Arizona, los cedros del Atlas, del Líbano y del Himalaya, las acacias de tres espinas, los castaños de Indias, los exóticos pinos mexicanos, las gigantescas sequoias californianas, los calocedros norteamericanos, las casuarinas y eucaliptos australianos, las paulownias cubiertas de flores, las fantásticas hayas púrpuras que de lejos parecen negras, los altísimos y esbeltos abetos, el árbol de los pañuelos, las araucarias de Chile, los pinos negros austríacos, los tejos centenarios, los pinos de la Isla de Norfolk, los cephalotaxus de China, los árboles del amor, los tulipanes negros y las perfumadas lilas albinas cargadas de flores blancas como la nieve.

Ninguna de estas plantas maravillosas me impactó tanto como el Nogal del Cáucaso, Pterocarya fraxinifolia. Por desgracia no pude fotografiarlo al completo porque los árboles de los alrededores me lo impidieron. Un letrerito diminuto clavado en su corteza lo identificaba como Pterocarya fraxinifolia.

 Nunca había visto un tronco tan grueso. Sin exagerar creo que debía medir cerca de dos metros de diámetro. Aquel árbol irradiaba una energía extraña que me atraía hacia él como un imán. Lo notaba cada vez que me acercaba para acariciar su corteza rugosa de un bellísimo color gris ceniza. Sentía las mismas vibraciones que notaba de niño hace 50 años en las afueras de mi pueblo cuando por mi curiosidad irrefrenable me acercaba peligrosamente a las casetas de puertas metálicas que como pequeñas centrales eléctricas secundarias distribuían los cables eléctricos hacia múltiples direcciones. No me podía separar de él, lo miraba extasiado, ahora el tronco, ahora la corteza, ahora las ramas, ahora las hojas. En definitiva, quedé cautivado por aquel vegetal varias veces centenario y me prometí que un día tendría un nogal del Cáucaso en mi jardín. Os aseguro que lo escaneé detenidamente en busca de una semilla, un fruto, una vaina, pero no vi ninguna ni en las ramas ni en el suelo. Ignoraba cómo eran sus frutos. (Recomiendo ampliar las fotos con un doble click).

Fotografía del Trocadero de París visto desde la Torre Eiffel. En la parte inferior se ve el Río Sena con algunas embarcaciones y a la derecha señalado con una flecha rosada se ve el nogal del Cáucaso.

Otra imagen del Trocadero y el nogal del Cáucaso. El día era muy luminoso y las vistas desde la Torre Eiffel eran espectaculares.

Cuando volví a Mallorca no me podía sacar aquel árbol maravilloso de la cabeza. Nada más llegar me puse a buscar información en internet y la verdad es que no encontré casi nada. Lo único que pude averiguar es que pertenece a la família de las Juglandaceae como nuestro nogal europeo.

Por mi exagerada afición a las plantas exóticas tenía guardados en marcadores favoritos de mi navegador una docena de enlaces a páginas web de venta de semillas por internet. Sin demasiada esperanza fuí mirando de web en web y ninguna de ellas vendía semillas del nogal. Lleno de frustración hice click en el último enlace y exclamé: ¡¡¡UAUUUU, EUREKA!!!: http://www.sandemanseeds.com --> Pterocarya fraxinifolia --> Un paquete con 25 gramos de semillas por 9 €. Creyendo que sus frutos eran nueces pesadas y en 25 gramos habría solamente dos o tres compré dos paquetes. Unos 10 días después me llegó el pedido y mi sorpresa fue mayúscula cuando abrí el primer paquete y me encontré con centenares de semillas. Imaginando que con ellas, si me germinaban todas, podría sembrar un bosque inmenso de nogales caucásicos sonreí para mi mismo más feliz que un niño pobre con un juguete nuevo.

Parece increible que estas semillitas aladas, ligeras como una pluma, adaptadas a ser dispersadas por el viento y los ríos, sean de un árbol de la família de los nogales.

Como podeis suponer sólo sembré una docena y pocas semanas después, a principios de abril de 2006, nacieron 4 nogalitos con unas hojitas muy curiosas que me recordaron los bigotes de un gato. Uno de los cuatro murió afectado por la clorosis, ya que no pudo soportar la cal de la tierra de Mallorca. A otro se le pudrió la raiz pivotante ahogada por la arcilla mallorquina y también murió.

En junio de 2006 los dos nogales del Cáucaso supervivientes medían casi un palmo. En la actualidad ya están sembrados en el jardín y uno de ellos se acerca a los cuatro metros de altura.

Éste es el más vigoroso. Crece unos 50 centímetros cada año. Dentro de unos meses cumplirá siete años de edad. El otro debe tener una combinación genética desfavorable para el clima mediterráneo y crece muy poco. Sé que nunca los veré tan majestuosos e imponentes como el de París, pero cada vez que paso junto al más grande y lo veo tan sano y vigoroso se me ensancha el corazón de satisfacción y le digo: "Aúpa mi niño, para arriba hacia el cielo. Un dia serás el árbol más bonito del jardín".

oooooooooooo00000OOO00000ooooooooooooo

Edito esta entrada con fecha de 8 de junio de 2015 para compartir con vosotros este acodo aéreo que le hice hace unos meses al vigoroso nogal del Cáucaso de la foto anterior. Tras comprobar que está bien enraizado, lo he separado del árbol-madre con un corte limpio por su parte inferior y lo he sembrado en una maceta.

El acodado aéreo es una forma fácil y rápida de obtener un hijo clónico genéticamente idéntico a su madre.

oooooooooooo00000OOO00000ooooooooooooo

Edito esta entrada día 14 de noviembre de 2020 para mostraros a mi campeón con 14 años de edad.

Su crecimiento en altura se ha ralentizado a unos 20 - 30 cms. anuales. Ahora mide unos 4 metros.
 
Su tronco en cambio se ha engrosado mucho y ya supera los 9 cms. de diámetro a la altura del pecho. Llama la atención su corteza blanco-grisácea.

26 comentarios:

  1. Molt bon article Juan, gràcies per compartir-lo
    Ferra

    ResponderEliminar
  2. Empuja que serguro que le ayudas a crecer más rápido. Me has alegrado el día con tu artículo.

    ResponderEliminar
  3. Cómo me gustan las presentaciones de cada una de las especies de tu jardín. Es como si fueran de la familia.

    ResponderEliminar
  4. Muchas gracias, Ferràn, Manuel y Alberto.

    Un abrazo a todos.

    ResponderEliminar
  5. Se ve muy lindo. También me gusta recoger semillas. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Conozco esa sensación, de ver como a partir de una pequeña semilla se ha formado un magnífico árbol .He tenido la suerte de experimentarla.Llevo sembrando árboles desde muy joven y ya estoy "criao".
    Saludos y felicitaciones por tu pedagógico y estupendo blog.

    ResponderEliminar
  7. Muchas gracias, Juanjo. Tus dos blogs también son estupendos. Te felicito.

    Un saludo

    ResponderEliminar
  8. Me emociono leyendo tu blog, próximamente espero llegar y ver ese Árbol en París, se que sera inevitable recordar este articulo cuando lo vea frente a mi.

    ResponderEliminar
  9. Gracias, Javier. Espero que el nogal del Trocadero siga allí después de 7 años. ¡Disfrutalo! Buen viaje.

    ResponderEliminar
  10. Esperança Alomar i Berga17 de enero de 2013, 20:33

    ¡¡¡¡¡ Courage mon âme, le Ciel est au bout. ¡¡¡¡¡ .. Te diria algo asi el franchutillo tan irresistible el. Fantástico e Interesantísimo lo que cuentas. Después de leerte entran ganas de sembrar uno... pero acá no creo que con la ventisquera de esta Isla Bonita sea algo idoneo. Gracias Juan. Y sigue contándonos cosas de tus cosas introducidas en campos Mallorquines.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  11. Muchas gracias, Esperança. Al ser el nogal del Cáucaso un árbol de clima más bien frío, seguramente lo pasaría mal en La Palma.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  12. Juan: hace unos días me encontré con tu blog(excelente por cierto).Me sucedió algo parecido con una pterocarya que esta en el jardín botánico de Montevideo(era un asiduo visitante cuando vivía por aquellos lares, ahora vivo en Vigo) me fascino como ninguno aquel árbol.. conseguí un par de semillas y planté el árbol en casa ,hermoso! crece bastante rápido.
    de ahora en más seré uno mas de los que disfrutan leyendote.
    un abrazo amigo

    ResponderEliminar
  13. Muchas gracias, eupatorium. Suerte con tu nogal del Cáucaso. Un abrazo amigo.

    ResponderEliminar
  14. Me infunde un ánimo especial , indescriptible el leer los comentarios tan llenos de amor hacia los árboles,muchas gracias¡.

    ResponderEliminar
  15. Es un artículo que ya tiene alguna solera, pero me ha encantado.
    Envidia de clima. Me de que los 40 o más grandos de los tórridos veranos de Madrid y los bajos cero de invierno no le sentarían nada bien...

    ResponderEliminar
  16. Yo también compré semillas por internet (aunque éstas venían de Francia) y las sembré sobre mi terraza. Ya tengo dos pequeños arbolitos plantados en un descampado, a orillas de un arroyito que nunca se seca. Me alegra mucho saber que crece relativamente rápidamente. Así tal vez pueda verlos ya algo creciditos antes de "estirar la pata". Lo interesante y fascinante de esta especie es que en un pasado no tan lejano (el último periodo interglaciar, justo antes de la última glaciación) esta especie estaba presente en buena parte de Europa, incluida la Península Ibérica. Realmente se merece este árbol que propiciemos su regreso, aunque tan solo sea en nuestros parques y jardines. En algunos países de Europa, ya ha dado el salto y ha vuelto a reocupar sus antiguos dominios, lo que le ha valido ser considerada invasora en esas regiones. Pero lo cierto es que tan solo hemos acelerado un proceso que se ha repetido incesantemente durante todo el Cuaternario.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muy interesante tu aportación, Yurakuna. Desconocía que hubiera vivido en Iberia. Un saludo.

      Eliminar
  17. que hermoso la naturaleza, soy de la Provincia de Formosa, al norte de Argentina, una experiencia hermosa lo esta haciendo mi padre con este y otros arboles, lo ha hecho con el kiri, roble en tres variedades y este en especial el Nogal del caucaso tiene plantado 3 arbolitos desde el año pasado mide casi 1 metro, y todo se debe a una amistad con un sr de edad adulta que le acerco estas semillas. Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El proyecto de tu padre es muy hermoso. Ojalá un día tú veas convertidos en colosos imponentes a sus árboles. Saludos.

      Eliminar
  18. Muy interesante. París tiene pues más monumentos verdes de lk que creemos.
    Cuándo se supone que empezará a dar frutos ese?
    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No tengo ni idea, Francisco. Cuando florezca por primera vez, compartiré con vosotros sus primeras flores.
      Saludos.

      Eliminar
  19. Bon article com sempre, Juan. Gràcies per compartir-lo!

    ResponderEliminar