domingo, 9 de junio de 2013

Euphorbia pulcherrima de la ciudad de Faro

La planta más espectacular de la capital del Algarve

El día anterior circulando por la ciudad portuguesa de Faro en mi coche de alquiler había visto un letrero indicativo del Mercado Municipal. Desde niño siempre me han gustado los mercados de las grandes ciudades. Cuando con seis o siete años iba con mis padres a Palma, la ciudad más grande de la isla de Mallorca, si nos sobraba el tiempo antes de coger el tren de vuelta a mi pequeño pueblo natal, solíamos ir a pasear por el mercado municipal de la Plaça de l'Olivar. Con mi manita asía los grandes dedos de mi padre o de mi madre y mis ojos de niño miraban alucinados las maravillas expuestas en los puestos de pescados y mariscos, frutas y verduras, carnes y embutidos. Aquellos fuertes olores, aquellas extrañas y coloridas mercancías, aquel bullicio de gente, aquellos reclamos en voz alta de los vendedores quedaron grabados para siempre en mis neuronas como algo entrañable de mi infancia. Así que aquella mañana, antes de coger el coche para hacer una nueva excursión botánica por los campos y cerros que circundan la ciudad de Faro, me encaminé a pie desde el hotel por la Rua General Teófilo da Trindade hacia el mercado municipal.

Unos cien metros antes de llegar me llamó la atención una mancha roja que sin duda era una planta florida. Por suerte había cogido mi cámara Canon cuyo pequeño tamaño me permite llevarla en el bolsillo del pantalón. ¡Uauu, qué bonita! - exclamé al contemplar aquellas llamaradas de sangre y fuego a pleno sol. No me lo podía creer, una Euphorbia pulcherrima de México, la típica flor de Navidad, en plena floración a mediados de mayo. ¿Sería una mutante o un cultivar seleccionado para florecer cuatro meses más tarde de lo normal? La planta era enorme con más de tres metros de altura. Justo al lado de la euphorbia había un paso de peatones con un semáforo y media docena de coches parados esperando que se encendiera la luz verde. Yo había sacado la cámara y le hacía fotos a aquella maravilla. Mi sexto sentido, lo que algunos llaman el tercer ojo, me avisó que tenía detrás dos docenas de ojos mirándome. Me dí la vuelta y efectivamente, los conductores y sus acompañantes me miraban como a un bicho raro o más bien como a un turista excéntrico (creo que soy las dos cosas). Pasé de ellos y seguí sacándole fotos de cerca y de lejos a aquella fantástica planta americana.

Las brácteas rojas que rodeaban las flores amarillas medían unos 15 centímetros. Una pasada de bonitas, ¿verdad? (Recomiendo ampliar las fotos con un doble click)

Esta inflorescencia incluyendo las brácteas medía más de 30 centímetros, realmente enorme y espectacular bajo la intensa luz del sol algarvense.

Como ocurre en todas las euphorbias, las flores verdaderas no tienen pétalos. Las llamativas brácteas rojas los sustituyen y realizan su función de llamar la atención a los insectos polinizadores, que acuden golosos a alimentarse del rico néctar segregado por los nectarios.

Esta pequeña estructura es la verdadera flor, lo que los botánicos llaman pseudanto o ciatio hermafrodita (conjunto formado por una única flor femenina reducida a un ovario sin pétalos rodeada por varias flores masculinas también sin pétalos reducidas a simples estambres), típico de todas las Euphorbiaceae. Vemos el ovario trilocular de color marrón-verdoso con los seis estigmas femeninos en su extremo de un intenso color rojo (dos estigmas por cada uno de los tres estilos parcialmente soldados por su base) que parecen un pequeño pulpo. Están cubiertos de una sustancia pegajosa y su función es recoger los granos de polen transportados por los insectos polinizadores pegados a sus cuerpos desde otras flores. Por detrás, rodeando el ovario, vemos los estambres rojos cada uno de ellos con una antera amarilla en su extremo cargada de polen. Más atrás se ve una especie de labios anaranjados que son la abertura del nectario (uno por cada pseudanto), donde los insectos introducen su trompa o su aparato bucal para absorber el néctar. Esta abertura al mismo tiempo sirve a la flor para emitir las sustancias aromáticas o fitoferomonas que atraen a los insectos.

Como ocurre en la mayoría de plantas con flores hermafroditas la floración de la Euphorbia pulcherrima tiene dos fases estratégicamente separadas para evitar la autopolinización. Es lo que los botánicos llaman Protoginia o Proteroginia (del griego protos = antes o anterior y giné = hembra), es decir, que florece en primer lugar en fase femenina, madurando los estigmas femeninos receptivos del polen y cuando el ovario detecta que ya ha sido fecundado por el polen de otra planta cierra los estigmas que se mústian y secan y madura los estambres masculinos con una llamativa antera amarilla cargada de polen en su extremo. El nectario también se abre o cierra siguiendo las dos fases de la floración. Cuando el pseudanto entra en fase femenina los labios del nectario se abren, exhalan un delicioso perfume de fitoferomonas que atrae a los insectos polinizadores y a la vez segrega una gotita de néctar para premiarles por su imprescindible colaboración. Cuando el ovario ya ha sido fecundado los labios del nectario se cierran herméticamente hasta que las anteras de los estambres están maduras y cargadas de polen, momento en que el nectario se vuelve a abrir y se repite la emisión de fitoferomonas y la secreción de una gotita de rico néctar.

 Cuando un grano de polen se pega a la rama de un estigma, germina como si fuera una semilla, perfora su superficie e introduce un largo tubo como una fina raiz hasta uno de los tres compartimentos del ovario. Allí el tubito actúa como una jeringuilla que penetra en el interior de un óvulo y le inyecta el medio genoma aportado por el polen que se fusionará con el medio genoma del óvulo y ambos darán lugar a un genoma completo. El óvulo se transformará en un huevo fecundado y tras una serie de mitosis madurará hasta convertirse en una semilla viable de esta maravillosa planta mexicana.


6 comentarios:

  1. Preciosa esta planta. La conozco muy bien de mi años que viví en Venezuela, cuando la vi la primera vez me quede tan sorprendida como tu. Besos.

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  2. Teresa, no sabía que fueras venezolana. Un saludo.

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    1. No, soy española, viví allí en Caracas, pero soy extremeña. Besitos.

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  3. Cuanto detalle de la nochebuena, es sorprendente verla en esta forma por estos días y efectivamente es grande en nuestro país algunas parecen árboles. Encantada de ver esta por allá.

    Saludos.

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  4. Muchas gracias, Chomp. Un cordial saludo.

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  5. En Canarias llegan a crecer como arbustos grandes también

    pvaldes

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