sábado, 8 de febrero de 2020

CUANDO UN HONGO PARASITA A OTRO HONGO

Clavulina cinerea parasitada por el sordariomyceto Helminthosphaeria clavariarum

 Clavulina cinerea parasitada, creciendo sobre la hojarasca de un Quercus x cerrioides de 36 años.

El hongo Helminthosphaeria clavariarum parasita setas del género Clavulina en pleno crecimiento, interrumpiendo la maduración de sus cuerpos fructíferos y la formación de sus esporas blancas. Como ocurre con el hongo parásito Peckiella lateritia que parasita hongos del género Lactarius, impidiendo la formación de las láminas y por tanto su esporulación y haciendo más compacta y duradera su carne, de manera que los lactarius parasitados se consideran una verdadera delicatessen fúngica por su gran calidad gastronómica, la Helminthosphaeria clavariarum hace lo mismo en las setas del género Clavulina, sobre todo en Clavulina cinerea y Clavulina coralloides, alargando su vida más allá de los meses de otoño y compactando su carne, hasta que finalmente emite sus propias esporas negras, que salen de la carne parasitada y la cubren de un manto negro, tras lo cual la pobre clavulina se pudre sin haber podido perpetuar su propia especie.

Pie de la Clavulina cinerea anterior con sus ramificaciones deformadas, retorcidas y engrosadas y cubiertas por el fino micelio blanco de la Helminthosphaeria clavariarum.

 Éste es el aspecto de una Clavulina cinerea joven y sana.

Misma Clavulina cinerea anterior.

 Imagen cercana de las ramificaciones deformadas y retorcidas de la Clavulina cinerea parasitada, en la que se puede apreciar el fino micelio blanco del hongo parásito que cubre su víctima con su telaraña de muerte.

En esta imagen todavía más cercana se distingue muy bien la fina telaraña del micelio de la Helminthosphaeria clavariarum.

Como soy extremadamente curioso y bastante temerario, esta noche voy a comprobar si el hongo parásito, como ocurre en los Lactarius parasitados, mejora la calidad gastronómica de su víctima.


Mi abuelo paterno, carpintero de profesión y experto micólogo por transmisión oral, me enseñó a distinguir una treintena de setas mallorquinas comestibles, entre ellas la Clavulina cinerea, que él llamaba RATAPEUS (manetes, peus de Crist, peus de cabrit y peus de rata gris en catalán continental y coral gris y pie de rata gris en castellano), en las numerosas jornadas micológicas en las que ambos íbamos a buscar setas en los entonces todavía sin destruir extensos pinares y garrigas que rodeaban el pueblo, montados en el carrito tirado por la burrita enana Margarita, un animalito entrañable cuyo recuerdo llevaré siempre guardado en lo más sagrado de mi memoria.


A veces no nos acordábamos de coger ninguna cesta y entonces mi abuelo, que tenía una mente muy práctica y atesoraba una gran sabiduría de supervivencia, siendo como era hijo de madre viuda con seis hijos, nacido en el año 1893, ensartaba las setas en un largo tallo verde y flexible de una inflorescencia de Ampelodesmos mauritanica y formaba así un gran collar de setas más grande que yo mismo, que era todo un espectáculo, por lo menos a mis ojos de niño.
 
Lactarius sanguifluus, la seta reina de los mallorquines.

Él me enseñó a reconocer las setas, hierbas, semillas, frutos y tubérculos silvestres comestibles y, en definitiva, a sobrevivir a una inesperada época de hambre, como la que tuvieron que pasar él, sus cinco hermanos y su madre. Era tan grande su hambre, que mi abuelo se comía la cal de las paredes de su casa como si fuera una chocolatina o una galleta crujiente, arráncándola a trozos, para obtener así el calcio que le demandaban con desesperación sus huesos en pleno crecimiento.


En Mallorca la llamamos ESCLATA-SANG (revienta-sangre), por el líquido sanguinolento que emite cuando se le hace una herida.

Bueno, os dejo. Voy a cocinar la Clavulina parasitada para comérmela con espaguetis en la cena.

Si me mata, ya no os daré más la tabarra y os libraréis de mis escritos.

Si sobrevivo, os mantendré informados.

Espaguetis al pesto con clavulina parasitada.

Le he dado dos hervores cambiando el agua cada vez para eliminar la toxina laxante, que es termolábil, y un tercer hervor con los espaguetis.

¡Delicioso!


8 comentarios:

  1. No se, Juan, si tienes un magnetofón ve grabando lo que haces, EN ARAS DE LA CIENCIA. Que si la Clavulina te matara, pudiéramos tener información veraz y contrastada del tema, jajajaja. Que vagi de profit!

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    1. Gracias, Pep. De momento la cena ha sido deliciosa. Ya veremos mañana. Un saludo.

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  2. Otra cosa que sé gracias a ti. No tenía ni idea de que algunos hongos parasitaran a otros hongos. Bonito y entrañable recuerdo para tu abuelo el que le has hecho en esta entrada. Como siempre, todo un placer leer tus enseñanzas.
    Saludos

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  3. Interesante saber que hay hongos que parasitan hongos ¡hay que ver las maravillas de la naturaleza! Yo no entiendo del tema y me ha gustado saber qte tu abuelo te enseñó bien.
    Un fuerte abrazo.

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  4. Muy interesante Juan. Creo que estas bien. Besitos.

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    1. Gracias, Teresa. Sí, estoy perfectamente. La Clavulina estuvo muy buena.
      Un saludo.

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