Es el terror de las palmeras, aunque no tan mortífera como el picudo rojo asiático.
El entomólogo que la describió en el año 1880, el alemán nacionalizado argentino Karl Hermann Konrad Burmeister, le dio el nombre de una de las principales ciudades uruguayas, Paysandú, ubicada en la ribera este del Río Uruguay, que hace frontera con Argentina y se une al Río Paraná para formar el Río de la Plata, el más ancho del mundo. A ambos márgenes de este río y en el territorio drenado por sus dos afluentes (Norte de Argentina, Uruguay, Paraguay y sur de Brasil) vive la Paysandisia archon, alimentándose de las palmeras rioplatenses autóctonas, como Butia yatay, Trithrinax campestris y Syagrus romanzoffiana. En su hábitat natural sudamericano es considerada una mariposa más bien escasa, controlada eficazmente por sus depredadores naturales que han evolucionado con ella durante millones de años.
Hoja de Livistona chinensis con las marcas en abanico típicas de la infestación por la oruga barrenadora de las palmeras.
En el año 2001 fue detectada su presencia por primera vez en Europa, concretamente en Francia, en palmeras importadas desde Sudamérica, que fueron plantadas en diferentes lugares del país galo. Unos meses después algunas hembras fecundadas lograron atravesar los Pirineos y depositaron sus huevos en palmeras de Gerona. En el año 2002 se descubrió su presencia en algunos jardines privados de Sussex en Inglaterra, tal vez por haber comprado las palmeras infestadas en el vivero francés que las importó o bien a través de algunas hembras fecundadas que consiguieron atravesar el Canal de la Mancha. Desde las palmeras infestadas de Gerona en el mismo año 2002 algunas hembras volaron hasta Valencia y Alicante y atravesaron el mar hasta alcanzar la costa de Mallorca. En esta isla balear la infestación alcanzó gran virulencia en un jardín privado de la península de Formentor. Poco después se detectó su presencia en Italia. El suave clima mediterráneo es por tanto ideal para esta especie invasora.
Detalle de la hoja anterior.
Otra hoja de Livistona chinensis que fue mordisqueada por una oruga de Paysandisia archon.
Detalle de la marca en abanico de la hoja anterior.
Algunas palmeras son capaces de defenderse del ataque, segregando sustancias hormonales inhibidoras de la metamorfosis de las orugas en fases tempranas de su desarrollo, impidiendo así que alcancen el estado de ninfa o pupa, lo que las obliga a permanecer en estado larvario hasta que finalmente mueren.
Cicatrices en el pecíolo de una hoja de Livistona chinensis. Llaman la atención el grosor y profundidad crecientes de las cicatrices al ir aumentando de tamaño la oruga, a medida que se alimentaba del pecíolo y se adentraba hacia el cogollo tierno de la palmera.
Detalle de la cicatriz más gruesa y profunda, donde finalmente murió la oruga sin alcanzar el estado de ninfa o pupa, al ser inhibida su metamorfosis por las sustancias con efecto hormonal segregadas por la Livistona como mecanismo de defensa. En la actualidad la palmera está bien sana y brota vigorosamente hojas nuevas sin ninguna cicatriz. No ocurrió lo mismo con mis cuatro Trachycarpus fortunei de 25 años, a los que me vi obligado a talar y quemar precipitadamente hace dos años al advertir en ellos una grave infestación. En sus cogollos había cientos de orugas y ninfas a punto de metamorfosearse en mariposas. Fue una gran suerte detectar el problema a tiempo y erradicar de raíz el foco. A día de hoy ninguna otra palmera de mi jardín presenta síntomas sospechosos de infestación.
Oruga de Paysandisia archon.
Detalle de la boca barrenadora de una oruga y de sus tres pares de patitas.
Cuando la oruga alcanza la madurez fabrica un capullo con fibras masticadas de la propia palmera, al que luego forra por dentro con seda y se transforma en pupa o ninfa. Unos 30 días después emerge como mariposa adulta.
Detalles de la ninfa.
Mariposa de Paysandisia archon de sexo masculino. La hembra suele ser más grande.
Parte inferior de la mariposa anterior.
Paysandisia archon macho con las alas desplegadas.
En nuestras latitudes la oruga barrenadora de las palmeras ataca las siguientes especies:
Chamaerops humilis (autóctona del Mediterráneo)
Phoenix canariensis
Phoenix dactylifera
Trachycarpus fortunei
Livistona chinensis
Livistona chinensis
Butia yatay
Trithrinax campestris
Syagrus romanzoffiana
Butia capitata
Washingtonia filifera
Washingtonia robusta
Phoenix reclinata
Phoenix roebelenii
Phoenix sylvestris
Brahea armata
Brahea edulis
Livistona australis
Livistona decipiens
Livistona saribus
Sabal minor
Sabal palmetto
Sabal mexicana.
Trithrinax campestris
Syagrus romanzoffiana
Butia capitata
Washingtonia filifera
Washingtonia robusta
Phoenix reclinata
Phoenix roebelenii
Phoenix sylvestris
Brahea armata
Brahea edulis
Livistona australis
Livistona decipiens
Livistona saribus
Sabal minor
Sabal palmetto
Sabal mexicana.
Esperemos que muchas de ellas, como la Livistona chinensis, sean capaces de defenderse segregando sustancias hormonales inhibidoras de la metamorfosis y consigan sobrevivir a esta peligrosa plaga sudamericana que se suma a la mucho más agresiva plaga asiática del picudo rojo. Lo más preocupante es la infestación de nuestra pequeña palmera autóctona, Chamaerops humilis.
Buen articulo.
ResponderEliminarEsperemos que no entre en Canarias, ya tenemos con el “puñetero” picudo, suficiente desgracia.
Gracias, Jesús. Esperemos que a nadie se le ocurra importar palmeras infestadas. Sería una catástrofe para la palmera canaria.
EliminarUna pena, que sea tan dañina, por que es bastante bonita. Esto de las especies invasoras, casi siempre, son un gran problema, al no haber tenido tiempo las especies autóctonas para evolucionar y hacerse resistentes a sus ataques.
ResponderEliminarSaludos
Si, Pini, con las alas desplegadas es una mariposa muy bonita. Las plagas invasoras se han convertido en un problema creciente desde hace un siglo: procesionaria del pino, minador de los cítricos, picudo rojo, Paysandisia, etc... Un saludo.
Eliminar¡Lo que nos faltaba! Sevilla se está quedando sin palmeras por culpa del picudo. Solo nos quedaba que llegue esta mariposa
ResponderEliminarPues reza si eres creyente para que a ninguna hembra fecundada le dé por volar hacia el sur. Las dos plagas van a cambiar para siempre el paisaje de nuestras ciudades. Un saludo.
EliminarMuy buen artículo y fabulosamente ilustrado. Gràcies Joan. Es verdad que esta mariposa nocturna cada vez se está propagando más...
ResponderEliminarMatilde
Gracias, Matilde. Con lo bonitas que son las palmeras, es una pena que nos quedemos sin ellas. Un abrazo.
EliminarLos efectos devastadores de la globalización. Excelente artículo, Juan.
ResponderEliminarun abrazo
José Angel Campos
Muchas gracias, José Angel.
EliminarUn abrazo.
Molt interessant Joan.
ResponderEliminarLlàstima que sigui una mala notícia.
Salut
Sí, Marc, és una llàstima.
EliminarSalut!
En Entre Rios estamos teniendo ese problema de la palmera Butia Yatay. Mas presisamente en el parque nacional el palmar.
ResponderEliminarPues vaya plaga más destructiva.
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