La pequeña Romulea assumptionis es un endemismo tirrénico de la família de las Iridaceae. Vive en las Islas Baleares y en las Îles d’Hyères cerca de Marsella. Por regla general suele crecer en los claros de las garrigas mediterráneas iluminados por el sol del mediodía. Comparte su hábitat con jaras, lentiscos, brezos, bruscos, esparragueras, gamones, aladiernos, merenderas, gageas, barlias, aetheorhizas, albaidas, fenazos, romeros, aulagas, olivillos, orquídeas, acebuches, encinas y pinos carrascos.
Romulea
assumptionis fotografiada en marzo el último día del invierno en una
garriga de Algaida, municipio situado en el centro de Mallorca a unos 210 msnm. El sustrato donde está
enraizado su bulbo está compuesto por tierra arcillosa y calcárea
cubierta por una capa de musgos y líquenes que absorben la humedad del
rocío y la transfieren al suelo facilitando la supervivencia de la
pequeña Romulea. El bulbo es diminuto. Mide entre 7 y 10 milímetros.
El
botánico Juan Rita Larrucea, profesor de la Universidad de las Islas
Baleares, tras estudiar esta especie en profundidad pudo comprobar que
la Romulea assumptionis crece indistintamente sobre suelos litorales muy
secos como los de la Marina de LLucmajor, sobre suelos
calcáreo-arcillosos más húmedos del interior de Mallorca como la de la
foto, sobre suelo arenoso en la península de Artá e incluso sobre
sustratos saturados de agua en la alta montaña mallorquina. Las
variaciones en el sustrato no alteran su fenotipo que en todos los
hábitats es siempre igual.
Romulea
assumptionis en un medio totalmente diferente a la anterior, la arena
acumulada entre las grietas de unas rocas litorales a unos escasos cinco
metros del mar en pleno Parc Natural de Mondragó, situado en la costa
Este de la Isla de Mallorca. Se ven muy bien sus hojas filiformes de
sección cilíndrica recorridas por estriaciones en toda su longitud.
Otra Romulea assumptionis sobre arena litoral a principios de marzo.
Dos Romulea assumptionis sobre la arena.
Hábitat arenoso y rocoso de las Romuleas anteriores.
Hasta hace pocos años era considerada un endemismo estrictamente balear, pero en abril de 2004 un grupo de botánicos franceses, estudiando la flora de las Îles d’Hyères, encontraron una Romulea con una fenología atípica muy parecida a la Romulea columnae que en un principio les hizo pensar en una posible hibridación. Sin embargo posteriormente descartaron esta posibilidad al constatar que, mientras los ejemplares de Romulea columnae presentes en las islas ya estaban liberando las primeras semillas, esta Romulea estaba iniciando la floración con una clara separación cronológica de dos meses entre ambas floraciones, lo que hacía imposible su hibridación. Para más información sobre el hallazgo recomiendo consultar este artículo: http://www.portcrosparcnational.fr/upload/rscientifique/Article21_5.pdf
Visión
lateral de una flor de Romulea assumptionis. Su única flor se abre en
el extremo de un tallo que no supera los 11 centímetros. Suele florecer
desde principios de marzo hasta mayo.
Como ya dije en un artículo anterior (Adoran al dios Sol),
la Romulea assumptionis es un ejemplo de heliofilia extrema. La
polinización de su única flor depende tanto de los insectos diurnos que
sólo abre los tépalos si sus sensores de luz detectan suficientes rayos
ultravioleta incidiendo sobre ella. Sabe que sus polinizadores solo
verán su flor si ésta es iluminada directamente por el astro rey. Las
venas violetas de sus tépalos orientan a los polinizadores hacia los
órganos reproductores de la flor donde encuentran una gotita de néctar
como premio a su inestimable contribución. Durante todo el año la
diminuta Romulea va acumulando nutrientes y energía en su pequeño bulbo
subterráneo con la única finalidad de producir una sola flor y asegurar
así la supervivencia de la especie. No puede malgastar energía
inutilmente ni puede poner en peligro a su descendencia. Su pequeña flor
siempre está orientada hacia el mediodía. Si cerca de ella crecen pinos
carrascos, acebuches o encinas que le hacen sombra durante la mañana,
su flor espera pacientemente a los rayos solares del mediodía para abrir
sus tépalos. Los días nublados su flor permanece cerrada hasta que
mejora el tiempo. Si consigue ser fecundada el primer día, por la tarde
se cierra y ya no vuelve a abrirse. En caso contrario se abre varios
días seguidos hasta conseguir su objetivo.
La
flor de la Romulea assumptionis es hermafrodita, actinomorfa y erecta.
Mide entre 8 y 12 milímetros. Los tépalos son blancos con venas violetas
y están unidos por su base formando un tubo. Los estambres tienen las
anteras amarillas y el único pistilo es blanco y acaba en tres ramas
estigmáticas profundamente bífidas con divisiones filiformes que no
sobrepasan las anteras.
El fruto es una cápsula de 5 a 11 milímetros.
Detalle de otra flor de Romulea assumptionis.
El fruto es una cápsula de 5 a 11 milímetros.
Detalle de otra flor de Romulea assumptionis.
El
género Romulea está integrado por 90 especies que se distribuyen
principalmente por el Sur y Este de África, en especial en la provincia
de El Cabo (Sudáfrica), donde se encuentran 70 especies, por el Suroeste
de Europa, región Mediterránea y región Macaronésica (Canarias, Madeira
y Azores). Todas las Romuleas son pues euro-africanas. Nuestro pequeño
endemismo tirrénico hace 6 millones de años debió tener una distribución
mucho mayor que la actual. A finales del Mioceno, durante el Período
Messiniense, el Mar Mediterráneo se había secado casi completamente y el
Sur de Francia y sus pequeñas islas costeras como las Îles d’Hyères,
Córcega, Cerdeña, Islas Baleares, Sicilia, Malta, la Península Ibérica,
la Península italiana, el Norte de África y la región Macaronésica
formaban un todo contínuo con poquísima agua que las separase, de manera
que durante el millón de años que duró aquel período tan seco las
especies animales y vegetales pudieron expandir sus poblaciones a toda
aquella vasta región. Cuando la cuenca mediterránea volvió a llenarse de
agua, las montañas tirrénicas se convirtieron en islas y las especies
quedaron aisladas. Así se entiende la curiosa distribución actual de la
Romulea assumptionis.
Las hojas son filiformes, muy delgadas y agudas, de entre 30 y 100 milímetros de longitud y menos de 0´8 milímetros de anchura y se disponen en un solo plano formando un arco sobre la tierra como las aspas de un abanico. Su color es verde-grisáceo con tonos rojizos.
Sus hojas filiformes de sección cilíndrica la diferencian claramente de la otra especie que vive en las Baleares, la Romulea columnae, cuyas hojas son aplanadas, más anchas y de un color verde intenso.
Es una flor que me molesta un poco
ResponderEliminarEs bonita, rústica, autóctona, no es invasora... no debería tener problemas con ella, pero es Iridacea
De hecho es una de las Iridaceas con menos aspecto de Iridaceas que conozco
y eso me chincha. Es una especie de trampa para incautos. Un croco, liliáce.... eeeeer, no.
Las plantas buenas se parecen a su familias...
pvaldes
bueno, de hecho el croco tambiés es iridacea, croco malo... ya me has hecho picar XDDDD
ResponderEliminar¿Eres alérgico a las Iridaceae, pvaldes?
ResponderEliminarMe encantan tus lecciones! Gracias!
ResponderEliminarGracias, Carmela. Un abrazo.
ResponderEliminarPreciosa entrada, me encantan las Romuleas!!!!
ResponderEliminarSalu2
Muchas gracias, Juanjo. A mí también me encantan estas plantitas diminutas que cuando se miran de cerca son tan bonitas. Hasta el pasado sábado sólo había visto una flor de Romulea assumptionis en toda mi vida. El sábado participé en un taller sobre injertos organizado por el Parque Natural de Mondragó. Al finalizar aproveché para dar una vuelta por el parque y sobre unas rocas litorales a unos escasos 5 metros del agua encontré una numerosa población de estas plantitas en plena floración. No veas la alegría que tuve. Les hice un montón de fotos y estaba tan contento que se las quise enseñar a una pareja de alemanes que pasaban por allí y me miraban hacer fotos sin saber ni ver qué fotografiaba. Les señalé una florecilla con el dedo y no la veían. Cuando por fin la vieron hicieron exclamaciones de admiración en alemán y se llevaron a Alemania una docena de fotos como recuerdo de Mallorca. Un abrazo.
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