sábado, 31 de marzo de 2012

Euphorbia margalidiana: vive sola en un islote

El diminuto islote mayor de Ses Margalides, situado muy cerca de la costa noroeste de la Isla de Ibiza, alberga un tesoro botánico único, la Euphorbia margalidiana, una planta extraordinaria que quedó aislada sobre el islote tras subir el nivel del Mar Mediterráneo hace millones de años y evolucionó sufriendo diversas mutaciones para adaptarse a un hábitat rocoso extremadamente seco, azotado por fuertes vientos, con un sustrato muy escaso y salado por las contínuas salpicaduras del agua marina y una intensa insolación sin la protección de la más mínima sombra.

 Inflorescencia de Euphorbia margalidiana a finales de marzo. Recomiendo ampliar las fotos con un doble click para apreciar mejor los detalles.

Los dos islotes de Ses Margalides. La escasa vegetación que se puede ver sobre el islote mayor está formada casi exclusivamente por unos 200 ejemplares adultos de Euphorbia margalidiana de hasta un metro de altura. En el islote menor no vive ningún ejemplar de este endemismo.

Islotes de Ses Margalides muy cerca de la costa ibicenca.

La flecha señala la situación exacta de Ses Margalides. (En la variante balear del catalán la palabra margalida significa margarita y puede hacer referencia a cualquiera de las plantas compuestas llamadas vulgarmente margaritas o bien al nombre de mujer Margarita. El nombre "Illots de Ses Margalides" se traduciría pues como Islotes de las Margaritas).

Los Islotes de Ses Margalides están situados en el Mediterráneo Occidental. Hace unos 6 millones de años, durante el Período Messiniense, la cuenca Mediterránea se secó casi completamente y lo que ahora son dos islotes rodeados por el agua eran entonces dos grandes rocas integradas en la cima de una montaña que formaba parte del Macizo Bético-Rifeño. Tras cambiar el clima y abrirse el Estrecho de Gibraltar, el mar Mediterráneo se llenó de nuevo de agua y lo que eran montañas se convirtieron en islas e islotes, quedando el antepasado de la Euphorbia margalidiana aislado de sus congéneros de Ibiza, que pertenecían seguramente a la especie Euphorbia squamigera. El aislamiento en unas condiciones tan adversas la obligó a adaptarse para no extinguirse.

Todas las fotos que les muestro pertenecen a ejemplares cultivados en el magnífico Jardín Botánico de Sóller, situado en la Isla de Mallorca, pues el acceso a los Islotes de Ses Margalides está prohibido por la ley.  En la imagen se ve un vigoroso ejemplar de unos 80 centímetros de altura iniciando la floración primaveral.

Las hojas de la Euphorbia margalidiana son grandes de hasta 7 x 2´5 centímetros, glaucas con un color verde claro ligeramente azulado, lanceoladas, con el ápice puntiagudo, de borde entero y sin ninguna pilosidad, es decir, glabras.

Para adaptarse a las condiciones de extrema sequía del islote la Euphorbia margalidiana sufrió diversas mutaciones transformando su tallo leñoso en craso acumulando en él el agua de lluvia, como hacen los cactus y las plantas suculentas, para poder soportar el largo, tórrido y reseco verano ibicenco. En la imagen se ve el tallo suculento y el detalle de la linea blanca del raquis de las hojas. Los diminutos puntitos blancos son granos de polen de pino.

Envés de una hoja de un color verde más claro que el haz.

La floración se inicia a finales de marzo. El néctar producido por los cinco nectarios de las flores gusta mucho a las hormigas que son sus polinizadoras en el islote.

 Otra hormiga polinizadora alimentándose del rico néctar de una flor recien abierta.

Inflorescencia de Euphorbia margalidiana, llamada pleocasio, formada por cinco radios o ramificaciones florales de hasta 7 centímetros de longitud con el extremo trifurcado, a veces quinquefurcado, acabando con una flor hermafrodita en el extremo de cada subdivisión. La inflorescencia o pleocasio tiene brácteas pleocasiales elípticas, ovales u orbiculares, enteras y mucronadas. Cada flor hermafrodita o pseudanto (ciatio) tiene brácteas dicasiales que como las pleocasiales también son elípticas, ovales u orbiculares, enteras, mucronadas, a veces emarginadas con una muesca en la punta de la bráctea. En la imagen se ve un pequeño insecto sin alas, que sospecho que podría ser un depredador de hormigas.

Otro pleocasio con el detalle de las brácteas pleocasiales. Las brácteas dicasiales todavía no se han abierto.

Imagen en detalle con todos los componentes de una de las cinco divisiones que forman el pleocasio. Vemos las tres brácteas pleocasiales, en este caso muy amplias, ovales y mucronadas y por encima la trifurcación con tres ciatios o pseudantos bracteados y un pseudanto central sin brácteas, más adelantado en la floración que los tres restantes. Un ciatio o pseudanto es un grupo floral hermafrodita formado por cinco flores masculinas y una femenina. Cada ciatio o pseudanto cuenta con una base formada por 5 nectarios no apendiculados, elípticos, enteros y amarillentos. Los nectarios rodean cinco flores masculinas sin pétalos cada una de ellas reducida a un simple estambre, las cuales rodean a su vez una única flor femenina que se abre en el extremo de un largo pedicelo muy grueso y está formada por un ovario trilocular de superficie verrugosa y en el extremo tres estilos femeninos parcialmente soldados. En la imagen se ve un insecto escondido tras una bráctea dicasial de la misma especie que el que se ve en una de las fotos anteriores. Parece estar al acecho de una hormiga desprevenida. En los pleocasios con alguno de estos insectos no se ven hormigas.

En el extremo de la flor femenina de la izquierda se aprecian muy bien los tres estilos parcialmente soldados por su base y la superficie verrugosa del ovario trilocular o tricarpelar que al madurar dará lugar a un fruto con tres compartimentos llenos de semillas elipsoides, lisas y comprimidas de color gris oscuro o negras.

La Euphorbia margalidiana está en grave peligro de extinción por el reducido número de ejemplares en la naturaleza y la pequeña área donde crece que se reduce a la cima del islote mayor de unas ocho hectáreas. Para evitar su extinción se cultiva con éxito en varios jardines botánicos como el Jardín botánico de Sóller y el Jardín botánico Mar i Murtra y se conservan semillas en sus bancos de germoplasma. Está protegida por leyes autonómicas, nacionales e internacionales.

Referencias:



12 comentarios:

  1. Otra joya de la flora española, sin duda: me ha gustado especialmente la explicación sobre su adaptación a un hábitat tan áspero como el actual tras la inundación de la cuenca del Mediterráneo.

    También la descripción detallada de las inflorescencias, que está de matrícula, directamente.

    También vi una E. margalidiana cultivada: fue en 2004 en el J. Botánico de Valencia; no sé si todavían tendrán algún ejemplar.

    Un saludo, Joan.

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  2. Muchas gracias, Salva, por tu amable comentario.

    Desconocía que el Jardín botánico de Valencia también cultiva esta Euphorbia.

    Un saludo

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  3. Saludos de un “Chicharrero”.
    Realmente preciosa esa “Tabaiba”.
    Magnifica entrada como siempre, magistral en tus explicaciones.
    Con unas fotos esplendidas.
    Sigue compartiendo.

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  4. Me ha gustado mucho la explicación sobre este planta y su difícil vida. He llegado a ella por su parentesco con E. clementei, que crece por mi zona y que intento distinguir de de E. squamigera. En fin, un lío.
    Enhorabuena otra vez por tu artículo, genial, como todos.

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  5. Gracias.
    Estupenda adaptación vicariante de la especie original.
    Saludos.

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  6. Como nota curiosa a este magnífico y documentado artículo, en verano del año 1971 estuve buceando entre los dos islotes de Ses Margalides. En aquellos tiempos era costumbre en algunas zonas del Mediterráneo pescar con dinamita. Se machacaba pescado con arena gruesa para usarlo como cebo y cuando reunían una cantidad de peces grandes los "rebentaban" con medio cartucho, entonces los peces medio flotan y se recogían con un salabre. Excuso decir que, a fuerza de dinamita, el suelo entre islotes estaba más pulido que las baldosas de cualquier palacio (vista la situación, ya no rodeé los dos islotes ni atravesé el arco de piedra que traspasa el islote grande)

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  7. Lo que nos aportas, gráficamente es digno de verse, una ocasión única y cuanto escribes acerca de lo aportado es, para mi, impagable. Muchísimas gracias compañero y Maestro Juan Bibiloni. P.D. Cuando puedas te pasas y le pondré nombre a la ortiga que acabo de subir. Un endemismo, creo recordar de por el Botánico de Soller. Gracias mil.

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