miércoles, 20 de agosto de 2014

Esbelto árbol ultramarino, sacerdote del dios Sol


 

 Cuando al alba se asoma

la luz sobre las montañas,

el árbol ultramarino,

de imponente copa,

flores anaranjadas,

y ensangrentadas hojas,

levanta los brazos al sol,

hacia el dios del Paraíso,

el que le da la vida.

 

Y como sumo sacerdote

a su culto consagrado

le reza plegarias rituales

cual susurrantes murmullos,

bajo la bóveda del cielo

ornada con nubes blancas

de su inconmensurable templo.



Una brisa que acaricia,

serpentea juguetona

entre ramas de madera

de aquel fantástico ser.


De súbito él se estremece
con tan amoroso abrazo
que le da muy cariñosa
una niña que enternece.

Inclina las hojas abajo,
quiere ver la que lo abraza.
"Pero, ¡qué pequeñita es!"
—exclama con el pensamiento.


Dos invisibles ramas
surgen de su grueso tronco
y envuelven bien amorosas
a la tan dulce humana.

Ella se emociona toda,
casi le saltan las lágrimas
y oye que el árbol le dice:
"¿Querrás volver otro día?
Yo no me moveré de aquí."




14 comentarios:

  1. Me ha encantado el blog, me hago amigo y seguidor. Saludos desde Cantabria.
    Fauna Compacta blogspot

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    1. Muchas gracias, Germán. Un cordial saludos desde Mallorca.

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  2. Un hermoso poema y sentimiento, gracias Juan.

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  3. ¡ Que lindo poema y el árbol precioso, ¿ Es tuyo ? Besos.

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    1. Muchas gracias, Teresa. Sí, es mio. Se trata del árbol mundani, Acrocarpus fraxinifolius, el más alto e imponente del jardín. Un saludo.

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  4. Precioso ärbol Juan y muy bello tu poema. Un abrazo !!

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  5. Magnífico amigo Juan. Y el árbol ... una pasada de bonito.
    Saludos desde Alicante.

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