Un cuento infantil
Bellis sylvestris, una pequeña compuesta hemicriptofita de ciclo bianual, fotografiada en un pinar del centro de la isla de Mallorca.
Era tan bonita,
la margarita,
que todo el bosque brillaba
con su hermosura.
Era tan chiquita,
la margarita,
que el cordero no la vio
y pasó de largo.
Bellis sylvestris fotografiada en el Torrent de Pareis de Sa Calobra en la costa noroeste de Mallorca.
Era tan blanquita,
la margarita,
que el caracol sí la vio
y fue hacia ella.
Caracolito del bosque,
¿por qué me miras
tan fijamente
con tus antenas?
Visión lateral de una flor.
Tenía tanta hambre,
el caracolito,
que le dio un mordisquito
para probarla.
Caracolito del bosque,
¿por qué me muerdes
tan fieramente
y me haces daño?
Luminosa florecilla de Bellis Sylvestris con abundante polen amarillo caido sobre sus pétalos.
Margarita del bosque,
¡qué rica estás!
Tu serás mi almuerzo
este mediodía.
No me comas, caracolito,
que si me comes yo moriré
y el bosque será muy feo
y no brillará.
Roseta de hojas basales.
Se la comió toda, todita,
y el bosque ya no brilló
y fue muy feo,
sin margarita.
Ay que me ha comido,
toda, todita.
Ay que me ha matado,
el caracolito.
Pinar en la paradisíaca playa d'Es Trenc situada al sureste de Mallorca.
Y el bosque era muy feo
y no brillaba.
Y la encina y el pino se enfadaron
con caracolito.
¿Por qué te comiste
a margarita, toda, todita,
con tanta gula,
Pasó el verano,
sin margarita
y el bosque fue muy feo
y no brilló.
Puig d'Alaró en plena Serra de Tramuntana de Mallorca cubierto de nubes amenazando lluvia.
Y llegó el otoño,
sin margarita. ¡Ay, qué penita!
sin margarita. ¡Ay, qué penita!
y regaló al bosque
la buena lluvia, vida, vidita.
la buena lluvia, vida, vidita.
¡Ey, que estoy aquí de nuevo!,
exclamó recién brotada,
tras una piedra,
la margarita.
Bellis sylvestris en plena floración a finales de octubre.
Me comió toda, todita,
el caracolito.
¡ay, pobre de mí.
ay, qué penita!
Ni una flor me dejó,
ni una hojita,
el malo, malísimo,
del caracolito.
Otra margarita bianual durante su segundo año de vida.
Pero se olvidó de mis raíces,
largas, larguísimas,
el tonto, tontísimo,
del caracolito.
Que bajo la tierra quedaron,
tristes y heridas,
esperando la lluvias,
del otoñito.
Las florecillas adoran al sol que les da la vida.
¡Volverá a brillar el bosque
con mi blancura
y alegraré el alma del pino
con mi hermosura!
¡Y yo no volveré a comerte,
toda, todita.
Me zamparé sólo una hojita
para que vivas!
para que vivas!
¡Qué cuento tan rebonito! Y como todo cuento, con moraleja :)
ResponderEliminarMe encanta que lo hayas contado con esas preciosas fotos de la margarita y del entorno.
Un abrazo.
Encantador, muchas gracias Juan.
ResponderEliminarMuchas gracias a ti, Fernando.
EliminarUn abrazo.
Tanto Bellis sylvestris como B. annua son excelentes comestibles, ideales en ensalada ya que, son pequeñas pero matonas. Tienen un sabor digamos que...potente! Un saludo
ResponderEliminarNunca las he probado, pero algún día lo voy a hacer. Gracias por la información. Un saludo.
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